Family Blessings Journal: Viernes, 4 de Junio de 2021

Hay veces que Dios te muestra el camino que debes recorrer mostrándote en primer lugar el camino que NO debes recorrer, de tal forma que aprendes a transformarte en quien Él te llama a ser recorriendo en primer lugar el camino que no debes recorrer.

Fue el caso de San Agustín, y también ha sido mi caso, en dos sentidos distintos.

En primer lugar está el sentido del pecado personal, el hecho de que tengo claro que la vida de pecado jamás lleva a algo bueno, por muy “bueno” que se vea el pecado. Tengo muy claro que Dios siempre concederá la gracia para no volver al camino del pecado, para no volver al camino de olvidarme de mi dignidad, para no volver al camino de la devaluación personal, para no volver al camino de la lujuria, para no volver al camino de la mentira, para no volver a tantos malos caminos que he recorrido a lo largo de mi vida y que ahora se que no llevan a absolutamente nada feliz, ni nada pleno, ni mucho menos nada santo. No digo “dejar atrás el camino de la soberbia” porque creo que siempre habrá algo de soberbia a lo largo de la vida… el caso es que doy gracias por la bendición de hoy poder ver que el camino del pecado no es camino de crecimiento personal que lleve al Cielo, que lleve a la comunión, que lleve a la luz. Doy gracias por la bendición de haber aprendido a ver con la mirada de Jesús Caridad y renunciar a todo camino de pecado, a todo camino que no lleve a la correspondencia más fiel a la voluntad de Dios en mi vida.

Ya hablé del sentido de pecado personal, de ver el camino que no me corresponde seguir en el sentido de pecado personal. Ahora hablemos de otro sentido de pecado, que también existe y no puede negarse, muy unido al pecado personal: el pecado estructural. El pecado estructural es aquel que se comete tanto como pecado personal como también siendo parte de una estructura de pecado.

Tengo claro que por años he vivido como víctima de una estructura de pecado armada a mi alrededor para deformar y para destruir psicológicamente y espiritualmente, y eventualmente también corporalmente, porque el cuerpo es templo del Espíritu Santo. Por años he sido forzada a vivir como víctima: víctima de abuso psicológico, víctima de abuso psiquiátrico, víctima de abuso social, víctima de abuso médico, víctima de abuso económico, víctima de abuso emocional, víctima de abuso físico ––si por “aire intoxicado”, medicación y hormonización forzada y otro tipo de torturas físicas se entiende “abuso físico”, aunque jamás se me haya dado un golpe físico––… y no solamente siendo forzada a vivir como víctima, sino también viendo como se abusa de otros: de niños, de ancianos, de animales y mascotas…

Durante años he sido parte de una falsa realidad entramada a mi alrededor para dar apariencia de “familia normal” que disfrazaba lo que en realidad siempre ha pasado: un horrendo y atroz abuso narcisista y psicópata, para el cual se ha contado con ayuda de infinidad de flying monkeys y de recursos económicos que no tengo la menor idea de donde ha sido obtenido.

Bien, Jesús Caridad también me ha enseñado a renunciar a ese camino de complicidad criminal, a ese camino de conformarse con la mediocridad, a ese camino de consentir la corrupción social y aceptarla como normal. Todavía me sigue escandalizando el abuso y la tortura. Todavía me sigue escandalizando la inacción de las autoridades. Todavía me sigue escandalizando el extremo al que se ha llegado para pretender controlar la acción de Dios, no solo en mi vida, sino en la sociedad puertorriqueña y estadounidense, pues Dios Amor nunca salva en solitario: al salvar a uno salva a todos. Jamás me he acostumbrado a lo que las autoridades civiles y eclesiásticas han elegido ignorar por años… con consecuencias sociales y eclesiásticas nefastas.

Doy gracias, pues, por la bendición de haber renunciado al camino de conformarme con el mal para aprender a elegir el camino de conformarme con el Corazón de Jesús Caridad, renunciando a todo pecado estructural que me impida plasmar toda la formación personal a Su imagen y semejanza, incluso cuando soy torturada, hormonizada y medicada a la fuerza por ello, delante de todas las autoridades, sin que se tome acción. Esto no es nuevo. Ha sucedido una y otra vez a lo largo de los años ––mi primera memoria de somnolencia severa súbita (uno de los primeros síntomas que recuerdo de intoxicación de aire) se remonta a alrededores del 2007–– y siempre hubo oportunidades más que de sobra para que las autoridades actuaran.

Nunca lo hicieron. Incluso cuando yo misma fui a denunciar el abuso de mis progenitores. Por más de diez años he vivido torturada delante de todos, cuando las autoridades pudieron haber actuado.

Eligieron no actuar. Esa es la realidad. Eligieron permitir que viviera como esclava médica y psicológica de mis familiares, que no dudaron de abusar de mí con ayuda de doctores y otros “profesionales de la salud” por años.

Ante semejante camino de pecado estructural, haber elegido cambiar y “adaptarme” a la corrupció social como “algo inevitable”. Nunca lo hice, y por esa bendición doy gracias. En el momento en que me he dado cuenta, una y otra vez, de un nuevo abuso, de una nueva violación de ley, de una nueva falsa proyección social, he buscado la forma de seguir eligiendo no odiar y seguir “adelante”, incluso estando forzada a vivir torturada y medicada/intoxicada/hormonizada a la fuerza. Elegí transformar los Auschwitz Tales (literalmente se me ha gaseado al estilo Auschwitz por años, provocándome todo tipo de efectos secundarios médicos que disfrazaban como “efectos secundarios” de inyección de medicina psiquiátrica o consecuencia de enfermedad de tiroides) en “Star Challenge”, eligiendo irradiar luz ante cada tortura, ante cada abuso, ante cada crímen de odio, ante cada explotación, ante cada discrimen, ante cada vez que he sido testigo de abuso de niños o de mascotas… Aún sigo haciendo esa elección. Eso no ha cambiado, y por ello doy gracias.

Doy gracias por la bendición de progresivamente aprender a ver con mirada de Jesús Caridad, de la misma forma que Tobit sanó de su ceguera gracias al arcángel San Rafael. Todavía me queda mucho por aprender, pero doy gracias por lo que he contemplado hasta ahora. Doy gracias por haber dejado la vida de pecado personal atrás y por también haber elegido irradiar luz ante cada estructura de pecado, renunciando al camino de pecado estructural y de corrupción social.

Es absolutamente horrendo lo que las autoridades han permitido que suceda en mi vida. Es absolutamente horrendo el abuso al que me han sometido mis progenitores, familiares, “profesionales de la salud”, y resto de flying monkeys. Es absolutamente horrendo que durante años se haya permitido que viviera torturada delante de todos y observada por todos. Es absolutamente horrendo que durante años se haya permitido ––y se siga permitiendo–– que no pudiera vivir de otra forma que no fuera torturada, hormonizada y medicada a la fuerza. Es absolutamente horrendo que ante una víctima de crímen de odio se insista en negar la realidad con positivismo tóxico: disfrazar la realidad de la crueldad, los crímenes y el odio con todo tipo de citas positivas, incluyendo citas positivas bíblicas. Por ejemplo: en lugar de reconocer que el abuso no es querido por Dios, se ponen citas de que Dios “pide ser paciente en la tribulación”, como si Dios se refiriera a “tribulación” como “permitir crímenes, abuso y tortura” delante de todos sin que se tome acción. No, hermanos todos, eso no es tribulación según Dios. Eso es usar a Dios para justificar lo indefendible: el no tomar la acción que corresponde en un estado de justicia y de derecho ante lo que es un crímen penal que conlleva pena de cárcel y que también exige proteger a la víctima de sus victimarios, sin forzarle a vivir una vida de esclavitud social, de servidumbre psicológica y secuestro médico. Podría dar muchísimos ejemplos de positivismo tóxico que se ejerce a mi alrededor constantemente, pero con ese ejemplo creo que de momento basta. Quiero decir: no es solamente absolutamente horrendo lo que mis progenitores han hecho, sino que es más horrendo aún el hecho de que las autoridades civiles y eclesiásticas hayan permitido que sucediera delante de todos sin detener los aberrantes crímenes que fueron cometidos contra mi persona.

Si, es horrendo. No soy yo quien está negando la realidad aquí con positivismo tóxico religioso. Negar el horror de la tortura a la que he sido sometida es algo así como negar el horror del Holocausto, otro ejemplo de tortura cometida delante de absolutamente toda una sociedad que normalizó la dehumanización extrema y el aborto social de algunos. Es horrendo. Es absolutamente horrendo. Inaceptable en un estado de justicia y de derecho e inaceptablemtne horrendo. Día a día vemos noticias de como se rescatan animales, pero a mí me han dejado vivir literalmente torturada, abusada, violada en los derechos humanos, explotada en todos los sentidos posibles… toda mi vida, hasta el extremo de usar las mismísimas leyes y fondos del gobierno de Puerto Rico para pagar el sistema de tortura y la medicación forzada que se me administra para esclavizarme médicamente y residencialmente ––no puedo vivir por mi cuenta gracias a la estructura legal, económica, profesional, médica y social de servidumbre psicológica que se ha entramado a mi alrededor a lo largo de los años––. La explotación social a la que se me ha sometido a lo largo de los años ha sido atroz y absoluta.

Sin embargo, doy gracias por la bendición de no haberme destruído ante el horror, doy gracias por la bendición de haber sido testigo de como para Dios Amor nunca fui lo que fui para las autoridades y profesionales que me dejaron vivir torturada ––una no-ciudadana, una no-persona––, ni tampoco fui para Él lo que siempre he sido para mis progenitores ––un no-ser humano, un objeto de control psicológico, un mero objeto para controlar a su antojo, rompiéndome en mil pedazos si era necesario––. De Jesús Caridad aprendí a verme como princesa del Cielo, y eso lo llevo grabado a fuego en mi alma. Jamás me arrepentiré de haber elegido decir sí al plan de Dios, y eso también es una bendición por la que doy gracias porque ese sí es una gracia. No importa cual sea la tortura, cual sea el crimen, cual sea el odio, cual sea la violencia… elijo dar a luz a Jesús Caridad plasmándole como ícono vivo en el lienzo vivo de mi palpitar abierto a la gracia y a la acción del Espíritu Santo, tal cual lo eligió nuestra Señora del Nuevo Albor. De todas las personas posibles en este planeta para darse a ver como Jesús Caridad, Dios Amor me eligió a mí… y eso es una bendición por la cual jamás dejaré de estar agradecida. Jamás dejaré de dar gracias por como he sido transformada en este proceso de dar a luz a Jesús Caridad como ícono vivo del Amor de Dios encarnado, por como una historia de crímen, de odio, de explotación, de tortura, de pecado personal y estructural… quedó transformada por Él, por Su misericordia y Su ternura entrañable, en historia de Amor que irradia más y más Su nuevo albor sacramental, que es para absolutamente todos. Sí, también para quienes me han torturado y han abusado de mí a lo largo de los años. De la misma forma que Dios Amor no salva a nadie solo, sino que al salvar a uno salva a todos, al Él transformar mi historia en historia de Amor transforma toda la historia de todo un pueblo en historia de Amor, transformándonos en Patria Luz, en pueblo luz, en pueblo familia del nuevo albor, abriendo caminos de nueva adoración y de nueva fraternidad que hace posible que todos podamos resplandecer como los hermanos que somos llamados a ser al hacer vida Su consagración a vivir la caridad. Así es como Jesús Caridad hace las cosas.

No odio a mis progenitores por haber hecho lo que han hecho. Tampoco odio a las autoridades civiles y eclesiásticas por haber permitido lo que han permitido. Eso es también una gran bendición por la que doy gracias: la bendición de no odiar. Sencillamente no puedo hacerlo porque no es lo que Jesús Caridad me ha enseñado, aunque no odiar tampoco significa callar ante lo que es y siempre ha sido inaceptable ante Sus ojos. Doy gracias por la bencidición de no solo renunciar al camino del pecado personal y del pecado estructural, sino también renunciar al camino del odio y seguir el camino de la paz y del Amor de Dios encarnado, de la mano del arcángel San Rafael que, de la misma forma que llevó a Tobías a la esposa que Dios quería para él, me llevará a mí al esposo que Jesús Caridad quiere para mí, para darle gloria y alabarle con alabanza de nueva vida que haga visible Su proyecto de evangelización familiar, Su obra viva de Amor, Su plan, Su proyecto, Su revolución.

También doy gracias por algo que nos enseña el evangelio del día de hoy: reconocer a Jesús como Dios Amor vivo y encarnado, como Jesús Caridad vivo y resucitado que hace nuevas todas las cosas, todos los corazones y toda la historia, como Mesías que salva a todo aquel que abra incondicionalmente el corazón a Su gracia y a Su ternura. Doy gracias por la bendición de conocer a Dios Amor no como un dios abstracto, sino como un Dios Amor presente y activo en mi vida, como un Dios que no deja de ayudarme a crecer conforme a la voluntad de Dios, hasta convertirme en la santa que soy llamada a ser, en la cristiana luz que soy llamada a ser, en la ciudadana luz que soy llamada a ser, en la estrella del Cielo que soy llamada a ser, en el faro vivo de comunión que soy llamada a ser, en el faro vivo de conversión que soy llamada a ser, en el communion sparkler que soy llamada a ser, en el fraternal sparkler que soy llamada a ser, en el unity sparkler que soy llamada a ser, en el templo doméstico del Espíritu Santo que soy llamada a ser… en el ícono vivo de Su historia de Amor con Su Iglesia viva y Su humanidad viva que soy llamada a ser para darle más y más gloria a Dios Amor como obra viva de Amor encarnada. Para mí Jesús Caridad es un mejor amigo que jamás dejará de palpitar en mí de corazón a Corazón, inseparablemente unidos en mi camino al Cielo, enviándome más y más Su Espíritu para emprender más y más este envio doméstico y sacramental, esta misión doméstica y sacramental, este ministerio sacramental, este ministerio de luz, este ministerio de crecimiento en comunión, este ministerio de buena esperanza, este ministerio de eucaristía doméstica, este ministerio de misericordia, este ministerio de nueva vida que resplandece en más y más comunión para absolutamente todos…

Doy gracias por la bencición de haber recibido tal gracia de relación cercanísima con Jesús Caridad, luego de tantos y tantos pecados estructurales y personales extremadamente grandes… de tal forma que es totalmente evidente, clarísimamente evidente, meridianamente evidente, que para Dios Amor no hay ninguna conversión imposible. Si yo he sido convertida, cualquiera puede serlo, literalmente cualquiera, también quienes me han torturado y abusado por mí a lo largo de los años. Si yo he recibido semejante don de sanación para compartir, cualquiera puede recibirlo también.

Esto me trae a la cita inspiradora que quiero compartir en el blog post de hoy: “Esfuérzate por no ser un éxito, sino más bien para ser de valor”.Es de Albert Einstein, y es muy cónsona con lo que he aprendido de Jesús Caridad: “esfuérzate por convertirte una y otra vez en la persona que Dios Amor te llama a ser, incluso cuando parezca que no tengas éxito según el mundo… esfuérzate por convertirte una y otra vez en el sacramento vivo del Amor de Dios encarnado que eres llamada a ser, y todo lo demás llegará… ese es el valor supremo cristiano: la conversión sacramental, convertirse juntos en el sacramento de Mi comunión que son llamados a ser, en la Iglesia Luz que son llamados a ser, en el pueblo luz que son llamados a ser en la Patria Luz que son llamados a ser, en la familia luz que son llamados a ser… encarnando más y más Mi mandatum novum… procura ser siempre una mujer de valor…” Eso es para mí el éxito, ser mujer de valor, ser una mujer de luz, ser una mujer de gracia, renunciar al camino del pecado personal y estructural para elegir el camino de la nueva vida en el Amor, para elegir el camino del crecimiento personal y familiar en el Amor, para elegir el camino de la conversión sacramental continua y progresiva, una y otra vez, a lo largo de toda la vida.

Como bendiciones cotidianas familiares y domésticas del día de hoy, doy gracias por la bendición de sonreir cuarenta segundos sin que me tiemble la sonrisa, doy gracias porque ya no se me cae el pelo y doy gracias por la bendición de que hoy todos los peludos comieron Greenies ––Poppy no siempre ha querido comer Greenies, pero hoy quiso––. Doy gracias porque los peludos han querido jugar y porque han querido comer y porque han querido descansar y porque me han hecho una gran compañía un día mas. Por supuesto, también doy gracias por la bendición de escuchar música que me gusta. En esto momentos estoy escuchando “In Immanuel’s Land”, de Audrey Assad. Música inspiradora y sana.

Pido perdón por la extensión de este blog post. No planificaba que fuera tan largo hoy… pero es Dios Amor quien hace brotar las palabras del corazón. Planificaba escribir a lo sumo una página (estoy escribiendo esto en Word antes de darle copy-paste a WordPress). Al final me salieron 6 páginas.

Sigamos creciendo juntos más y más en el Amor de Dios encarnado, haciendo más y más vida la alegría de hacer familia que da a luz a la Palabra, que da a luz a Jesús Caridad, que da a luz a Su pueblo familia del nuevo albor… haciendo más y más vida Su mirada que nos mueve a renunciar a todo camino de pecado personal y estructural para darle más y más gloria al dejarme convertir en la obra viva de Amor que soy llamada a ser haciendo más y más vida Su alianza sacramental, esponsal, eclesial y civil, Su consagración sacramental, esponsal, eclesial y civil… eligiendo una y otra vez irradiar más y más la luz de Su nuevo albor sacramental con más y más transparencia y humildad de corazón… recorriendo esta vez el camino que sí me corresponde recorrer, viviendo más y más en Él, por Él y con Él…

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