[Comenzado el 11 de Mayo]
Toda América ha sido llamada, desde sus inicios, a resplandecer como una gran familia de pueblos americanos, caminando juntos como hermanos y hermanas iguales, libres, amados, plenos, felices, santos, dignos… cada cual llamado a irradiar un new fraternity spark que nadie más podrá irradiar. Todos hemos sido convocados por nuestro Creador, por Dios Amor-con-nosotros, a sentarnos juntos alrededor del mismo fuego, de una misma fogata de nueva fraternización, tomados de la mano, contando las historias de nuestras culturas, de nuestro Pueblo Americano, de nuestros pueblos que caminan juntos en nueva vida que viene del Amor…
De la misma forma que en su momento existieron cantares de gesta, cantares que contaban proezas épicas, nosotros en América tenemos nuestros “fuegos de gesta”, en los cuales nuestros ancestros crepitan como luz viva mientras tranmitimos la historia viva de nuestros pueblos, la cultura viva de nuestros pueblos, sus luchas y sus victorias, de como nos hemos convertido en el pueblo-familia del nuevo albor que somos hoy. Sí, estos son “fuegos de gesta”, porque alrededor de estas fogatas se gesta la América que somos llamados a ser, una América familia donde todos, absolutamente todos, podemos resplandecer como la luz viva que somos llamados a ser, como las estrellas del Cielo que somos llamados a ser, como la irradiación de nueva vida que somos llamado a ser.
Sí, nosotros en América tenemos nuestro propio estilo de cantares épicos, un nuevo cantar de nueva vida. En América no tenemos juglares: tenemos fraternizers, en todos nuestros pueblos, desde los comienzos de nuestra historia como Nuevo Mundo. Si se contempla nuestra memoria a lo largo de los siglos, siempre hubo fraternity sparks en nuestra historia, destellos de nueva fraternidad en lo que sin duda fue un cruento y turbulento encuentro de culturas.
La gestación del Nuevo Mundo al que damos a luz en nuestros días no ha carecido de grandísimos dolores de partos. Desde el comienzo de nuestra historia, incluso previo a nuestro descubrimiento como nuevo continente, el derrmamiento de sangre ha sido atroz. Entre las culturas ya existentes se practicaban los sacrificios humanos, pero el proceso mismo de colonización de las Américas supuso un cruentísimo sacrificio humano, el genocidio más grande que haya conocido la historia de la humanidad: de una población de entre 45 a 110,000 millones de habitantes previo al descubrimiento de América, la inmensa población indígeno-Americana quedó reducida a la extinción, ya fuera por enfermedades traídas por los colonizadores, ya fuera por la esclavitud a la que eran sometidos, o ya fuera por el horrendo trato cruel al que eran sometidos [también hubo suicidios en masa entre indígenas]. La sangre de los sobrevivientes de esta masacre cultural es la sangre que hoy corre por nuestras venas Americanas, tras surgir a borbotones el mestizaje cultural. Luego comienza la primera revolución, la de Estados Unidos, y tras ella el resto de guerras de independencia a lo largo del resto del continente, con todo el derramamiento de más sangre que todo ello implicó. Tampoco se ha de olvidar el derramamiento de sangre de nuestros hermanis africanos, cuya sangre también corre por nuestras venas mulatas Americanas. Finalmente, los borbotones de otro bloodsheds comienzan a sugir: el bloodshed de hermanos latinoamericanos siendo colonizados económicamente por Estados Unidos, el bloodshed de la falta de oportunidades de crecimiento allí donde la inequidad es atroz, el bloodshed del aborto de niños en el vientre materno cuya dignidad ha sido sistemáticamente negada, creando así nuevas formas de esclavitud… pues allí donde hay colonización, siempre será necesario que haya esclavos.
En todo este derramamiento de sangre a lo largo de toda América, desde Alaska hasta Argentina; desde el extremo más oriental de Brazil hasta el estrecho de Bering, punto más occidental del continente Americano… hay consistentemente un mismo factor en común: el uso de métodos colonizantes que incitan a la dominación cultural via derramamiento de sangre… incluso cuando ese derramamiento de sangre no sea siempre sangre que brota de nuestras venas, en el sentido literal. Hay muchas formas de hacer sangrar a un pueblo. El mero hecho de intentar culturizar los sacrificios humanos, tal cual se pretende hacer al no reconocer la dignidad del niño no nacido a los que abortan a mansalva… es en sí mismo un derramamiento de sangre, pero también se desangra a un pueblo al no hacer posible que nuestros niños tengan acceso a sistemas educativos y a recursos de apoyo social que hagan posible que puedan crecer hasta convertirse en la mejor persona que puedan ser.
[Mayo 12]
Hermanos todos, este derramamiento de sangre masivo que ha traido la colonización en este Nuevo Mundo debe detenerse, tanto en todos los pueblos de América Continental, como en todos los pueblos que conforman el gran “We the People” de Estados Unidos, a la que en inglés se le conoce como “American Nation”. No está mal llamarla de ese modo: es la primera de las naciones americanas en emprender su revolución… pero ahora hablamos de otro tipo de revolución: ahora nos toca emprender a todos, como una gran familia Americana, un dreamfull revolution que no solo ha de abarcar nuestro propio continente. Eventualmente, esta dreamfull revolution va a abarcar al mundo entero, plasmando así juntos el Nuevo Mundo que toda la humanidad es llamada a ser, la nueva civilización del Amor que somos llamados a ser, caminando juntos como los hermanos y hermanas que hemos sido creados para ser, como el dreamfull family que somos llamados a ser, todos, conforme a la dignidad dada por el Creador a absolutamente todo ser humano.
En el momento de la “Conquista de América” la humanidad no sabía de mejores formas para crear encuentro de culturas. En ese momento, los colonizadores hicieron lo que era esperado según las circunstancias socio-culturales en Europa: dominar culturalmente, en lugar de crear comunión entre culturas. Sí, siempre ha habido fraternal sparks a lo largo de nuestra historia como Nuevo Mundo, pero ahora, ya mo basta con hablar de fraternal sparks: ahora hay que hablar de fraternal fires, de fogatas en las que resplandece y crepita nueva vida que resplandece en comunión conforme a nuestra propia identidad cultural como americanos, siguiendo un nuevo camino propio de la sangre que ebulle en nuestras venas, sangre en la que laten, lireralmente laten, todas esas estrellas que resplandecen en este firmamento encendido: millones de estrellas de los ancestros fraternos de nuestros pueblos cuyo legado vivo hace posible que estemos aquí, en este momento de la historia, transformándolo absolutamente todo, también todo derramamiento de sangre acontecido a lo largo de esta era de colonización, en irradiación de nueva vida que resplandece en más y más comunión, gestando una nueva América, un nuevo Mundo, siguiendo el legado cultural de nuestros ancestros indígenas: junto al fuego, reunidos en la misma fogata de nueva fraternización siendo cada cual el spark de luz viva, el spark de nueva vida, que transforme allí donde esté todo cuanto en su cultura no sea compatible con cultivar una cultura de nueva vida en la que todos puedan crecer como hermanos y hermanas iguales, como la familia americana que somos todos llamados a ser como hermanos y hermanas que crecen juntos en comunión.
Esto ya es, esencialmente, una nueva “identidad constitucional americana”, una nueva identidad constitucional propia de todo continente Americano como American Alliance: el orden de la caridad, el propósito común como Pueblo Americano y como Continente Americano de cultivar juntos nueva fraternizacion, asumiendo como orden civil máximo el vivir la caridad como nos corresponde hacerlo: haciendo posible que anbsolutamente todos puedan resplandecer como los hermanos y hermanas que son llamados a ser. ¿Qué quiere decir eso de “orden civil máximo”? Expliquemos lo que Jesús Caridad quiere decir con esto.
En todo ordenamiento constitucional siempre habrá unos “mínimos” a cumplir. Por ejemplo: se ha de reconocer incondicionalmente la personalidad —el ser persona— de todos, con todos los deberes y responsabilidades que ello conlleva por parte del estado, como por ejemplo lo es el reconocer incondicionalmente y constitucionalmente los derechos humanos, fraternos y civiles de absolutamente todo ciudadano, from womb to bloom. No hay forma de construir una nación fraternizante si no se comienza erradicando constitucionalmente toda inequidad sistémica, y negar sistémicamente el derecho a la vida y la personalidad de los niños no nacidos es un ejemplo actual de “inequidad sistémica” legalizada. No es ni de cerca la única inequidad que nos toca erradicar como continente Americano. Hay países, como México, en los cuales la inequidad económica entre sus propios ciudadanos es un auténtico bloodshed en sí mismo: millones de niños expuestos a conduciones de extrema pobreza que impiden su crecimiento pleno. Eso, hermanos, también es abortar a un niño, aunque no se use un método quirúrgico o farmacológico para este tipo de aborto. Negar a nuestros niños y ciudadanos iguales oportunidades de crecimiento, permitiendo inequidad sistémica del tipo que sea (en este caso, socioeconómica), permitiendo discrimen sistémico o segregación sistémica por la razón que sea… tiene otro nombre: aborto social. Cuando eso sucede, incluso cuando el niño o el ciudadano ya ha nacido, se le “aborta socialmente” al negarle socialmente las oportunidades que le corresponde recibir como un ciudadano igual de la sociedad (pueblo) a la que pertenece. Cuando el aborto social sucede, el “We the people” de nuestra constitución no incluye exactamente a todos por igual… No sé si no lo sabían, pero también se puede abortar a un niño ya nacido, incluso ya crecido, si se le niegan sociológicamente las oportunidades de crecimiento que le corresponde tener como ciudadano igual de la nación de la que es ciudadano. Otro grave ejemplo que puede considerarse un aborto social es las paupérrimas condiciones en las que suelen estar las escuelas en las zonas más pobres del Continente Americano, como por ejemplo, las escuelas de las comunidades guaraníes en Paraguay, y en comunidades indígenas a lo largo de toda América. Otro ejemplo de aborto social, ahora hablando de Estados Unidos, es el hecho de que de facto se sige tolerando segregación en sus escuelas: si la escuela está en un distrito donde solo residen hispanos, y resulta que el sistema de educación pública estadounidense te obliga a recibir educación pública solamente en la escuela de tu distrito… el resultado es que tendrás escuelas públicas con 90%, o incluso más, de estudiantes que son solamente latinos. Puede pasar lo mismo si la escuela se encuentra en un distrito donde la inmensa mayoría de los estudiantes sea de raza negra y estos estudiantes no tengan más opción para recibir su educación que asistir a la escuela de su propio distrito escolar. También hay otra forma de segregación fomentada por este tipo de sistema: la segregación socioeconómica. Estudiantes que viven en un mismo distrito tendrán mayormente un mismo tipo de family income, y como resultado tendrás escuelas con más del 90% o más de la población bajo el índice de pobreza, no habrá diversidad socioeconómica en esa escuela porque para empezar las escuelas de distritos más pobres tienen menos recursos, así que ningún estudiante de zonas cercanas con más recursos querrá estar en esa escuela con menos recursos, y además si un estudiante que vive en una zona más pobre quiere pedir la oportunidad de matrícula en una escuela con más recursos, usualmente ubicada en una zona donde el family income media es más alto que la de su propio distrito, le negarán la matrícula porque no se le permitirá matricularse en el distrito en el no que le corresponde by address. Ese es otro tipo de aborto, no exactamente meramente social: ahora hablamos de aborto sociocultural, cuando una forma de aborto social se asume como “normalidad cultural” del sistema social donde exista. Otro tipo de aborto socio-cultural puede ser la realidad de las favelas en Brazil: se asume que es una normalidad cultural tener a ciudadanos vulnerables, incluyendo a los niños que viven en esas favelas, expuestos a esas conduciones de pobreza extrema, y hecho de forma sistémica. Que quede claro: tanto el aborto social como el aborto sociocultural no aplican solamente a los niños, puede aplicar a absolutamente todo ciudadano al que se le niegen sistémicamente oportunidades iguales de crecimiento en comunión. O sea: también es aborto social abandonar a ancianos a su suerte, sin brindarles el apoyo social necesario para vivir una ancianidad digna.
O sea: en toda sociedad civil siempre habrá, constitucionalmente, unos mínimos a cumplir, como los que acabo de explicar… ¿pero que sucede si también afirmamos como “identidad constitucional americana” el máximo que somos llamados a cumplir como ciudadanos americanos, sea donde sea que estemos, seamos quienes seamos, sea lo que sea en que trabajemos o sea lo que sea que hagamos para aportar al crecimiento más pleno de nuestra nación? Todos tenemos bastabte claros el “mínimo deber” de todo ciudadano: cumplir la ley, obey the rule of law. Entonces, ¿qué sucede si en lugar de solo hablar de mínimos, también hablamos de máximos como parte de la identidad que nos constituye como Americanos? ¿Qué sucede si en lugar de educar a nuestros niños meramente para cumplir mínimos, para obedecer la ley, los educamos tambiém para aprender a aspirar y lograr su máximo crecimiento como personas, cada cual aportando como ciudadano de bien al pleno crecimiento de su nación al crear comunión social viva, al crear fraternidad social viva eligiendo vivir la caridad allí donde esté, sea cual sea la edad que tenga, actuando en todo momento de tal forma que, haga lo que haga, esté haciendo posible una sociedad más fraternizante con eso que haga? Eso que Jesús Caridad llama “orden social máximo” es el orden de la caridad: no solamente se trata de obrr socialmente cumpliendo con las leyes correspondientes, sino que también se trata de obrar en todo momento como ciudadanos que hacen lo que hacen de tal forma que al hacerlo crezcen como la mejor persona que puedan ser, haciendo posible con su actuar una sociedad más y más fraternizante, actuando más y mas en orden a la caridad, en orden a hacer posible que todos en nuestra sociedad puedan crecer como los hermanos y hermanas iguales que todos somos llamados a ser.
La palabra “caridad” se suele malentender como dar una limosna, dar la caridad es como dar algo que nos sobra para ayudar a alguien que lo necesita. Cuando se habla de “obras de caridad” se suele interpretar exclusivamente como dar cosas materiales a los más pobres entre nosotros. Ese no es exactamente el sentido que Jesús Caridad da a la expresión “vivir la caridad”. Vivir la caridad, desde Su visión, está más relacionado a vivir la justicia dando a cada cual lo que le corresponda para vivir dignamente, como el hermano y hermana igual que todos somos llamados a ser. Ojo: esto no significa exactamente darle absolutamente todo a los pobres. A algunos ciudadanos, los más vulnerables entre nosotros, habrá que darles un apoyo social más extraordinario para hacer posible que puedan existir socialmente conforme a la dignidad que tienen como ciudadanos iguales. Por ejemplo: un niño parapléjico necesitará muchísima más ayuda social que un niño extremadamente pobre, pero capaz de aprender a valerse por sí mismo dignamente si se le brindan los recursos educativos necesarios. Hacer posible la equidad en oportunidades de crecimiento no siempre significará dar exactamente lo mismo a todos, ni debe interpretarse de ese modo. Equidad en oportunidades de crecimiento significa el dar a cada cual lo que corresponda dar para hacer posible que pueda crecer allí donde está como el hermano o hermana digno que ha sido creado para ser, como la luz de nueva vida que es llamodo a ser. Al entender esto es muy importante entender el sentido de vivir la caridad como orden social máximo: en todo momento se actuará de tal forma que se haga posible que cadw cual reciba lo que le corresponda recibir para ser reconocido socialmente como un ciudadano con igualdad de derecho. En algunas instancias, la mayoría, esto significará facilitar mejores recursos educativos para todos los niños, brindando más recursos en las zonas más pobres, donde nueestros niños necesitarán más recursos para florecer como ciudadanos luz, como ciudadanos de bien. En la mayoría de las instancias esto significará también no meramente dar “donaciones de caridad” a los pobres, sino brindar una formación humana y profesional competente que haga posible que los ciudadanos socioeconómicamente más vulnerables puedan sustentarse a sí mismos dignamente, en lugar de depender de ayudas sociales del estado para su subsistencia.
Por supuesto, el aplicar el vivir la caridad como orden social máximo también implica un claro cambio en el “estilo americano” de hacer negocios: ya no solo importan los net profits, sino la aportación social —el social profit— de ese negocio, pues todo social profit ha de estar ordenado, de una u otra forma, a hacer posible que absolutamente todos puedan resplandecer como los hermanos y hermanas iguales que son que somos llamados a ser. El capitalismo feroz ha de dar paso a un capitalismo humanista que no solamente tome el cuenta el net profit, sino también el social profit que corresponde a cada negocio asumir como parte de su quehacer humano como empresa: hacer posible una sociedad en la que absolutamente todos puedan crecer en comunión, como los hermanos y hermanas dignos que todos somos llamados a ser. Este capitalismo atroz es el que hizo posible la “colonización económica” ejercida por negocios estadounidense en territorios latinoamericanos, contratando a trabajadores latiniamericanos en condiciones indignas, sin asumir ningún tipo de responsabilidad social fraternizante en su estilo de hacer negocios. Pueden llamar a este tipo de capitalismo “capitalismo fraterno” si quieren. Sea como sea que lo llamen, está claro que todo negocio ha de tener una responsabilidad social que cumplir con sus social profits, comenzando con cumplir su primera responsabilidad social, la responsabilidad social con los empleados de su propia empresa: dar salarios justos y competitivos a esos trabajadores, dar los beneficios sociales —plan médico, seguridad social, vacaciones pagas— que corresponda dar para hacer posible una vida digna a esos trabajadores, pudiendo sostener diganmente a sus familias con el fruto del trabajo de sus manos, de su quehacer profesional ejercido honradamente; tomar medidas para fomentar la compatibilidad entre vida familiar y vida profesional, sin que la empresa asuma que “el mejor empleado” será el que más se dedique enteramente a la empresa, relegando o incluso abandonando sus deberes sociales respecto a la familia que le espera en casa tras trabajar… A toda empresa le corresponde hacer también un compromiso fraternizante: hacer posible con sus social profits, tanto para sus empleados como para quienes sirve iguales oportunidades de crecimiento que hagan posible que absolutamente todos puedan crecer como los hermanos y hermanas que somos llamados a ser.
Si realmente aspiramos a vivir en una sociedad de máximo crecimiento, en un bloomfull society, en un dreamfull society… tenemos que asumir como sacred fraternal duty el hacer resplander juntos más y más esta llamarada de nueva fraternidad, encendiendo más y más nueva fraternización que haga posible que el sueño Americano pueda resplandecer en toda América.
¿Cual es este sueño Americano?
We have a dream: that we can grow, glow and bloom as equal brothers and sisters in an American society where everyone can choose to become the best person we can be, the stars of Heaven we can be, the unique light we are all called to be.
Sin embargo, mientras permanezcamos en la era de la colonización, este sueño es imposible de realizar. Mientras no erradiquemos todo tipo de aborto de nuestras sociedades, de tal forma que hagamos posible que se reconozca incondicionalmente la dignidad de todos, nuestro sueño Americano no podrá consumarse, y el derramamiento de sangre que comenzó con la colonización seguirá sucediendo. La colononización es un atentado a la fraternidad que nos impide progresar como la democracia de nueva vida que somos llamados a ser, una democracia ordenada a afirmar incondicionalmente los derechos humanos, fraternos y civiles de absolutamente todos como hermanos y como ciudadanos de bien. En algunos lugares, como en Puerto Rico, la colonización política sigue sucediendo, sea en forma de colonización constitucional (nuestra constitución puertorriqueña de hecho perpetúa la violación de derechos humanos de todos los puertorriqueños, perpetuando que seamos ciudadanos de Estados Unidos que no tienen acceso a igualdad de derechos y deberes respecto al resto de ciudadanos de la nación) o en forma de dictadura política, tal cual sucede en los países de Venezuela, Nicaragua y Cuba. Realmente esta última forma de colonización es la más común actualmente: la colonización ideológica, el colonizar ideológicamente al pretender imponer una ideología a la fuerza, con violencia social, con terrorismo social, incluso con tortura y con explotación infantil y todo tipo de aborto… Ejemplos de colonización ideológica de tipo no-político lo son la ideología de género, las ideología de izquierda radical que imponen su odio con violencia social y riots, y la ideología transgénero (ay de quien se atreva a cuestionar la ideología transgénero/LGTB en nuestros días, la movida le saldrá cara, pregúntenle al panadero cristiano de Colorado que fue demandado por su propio gobierno sencillamente por vivir su fe… pero incluso sin llegar al extremo de demandas legales, se tiene que reconocer que a una persona pro-vida o pro-familia sacramental se le discriminará constantemente de facto por su visión cristiana).
Sí, la colonización se sigue practicando en América, y hasta que no encontremos formas de entendernos como hermanos, hasta que no nos propongamos acabar con todo tipo de colonización, tanto política como ideológicas, y emprender una nueva era de nueva fraternización que haga posible que todos crezcamos como hermanos y hermanas iguales… no podremos consumar el sueño Americano que somos llamados a realizar juntos, dejándos transformar en el dreamfull society que somos llamados a ser. Por supuesto, acabar con la era de la colonización también supondrá acabar con el social order propio de la colonización: la esclavitud, sea esclavitud social, como la que sufren en estos momentos los niños no nacidos, o la esclavitud como trata humana. Que se sepa, en estos momentos en América la esclavitud racial y la segregación racial están legalmente prohibidas… pero todos lo sabemos: el racismo sigue lacerando la fraternidad en América. Muy de la mano a la esclavitud está el aborto: la negación de la vida, en cualquiera de las versiones de esta negación, desde el aborto gestacional (de niños no nacidos) como el aborto social y por supuesto, el aborto cultural, el abortar a toda una cultura. De hecho, la colonización en sí misma funciona como aborto cultural: las culturas, en lugar de encontrarse una con la otra, se desangran una a la otra, hasta una dominar a la otra via violencia social. Esto se ve muy claro en lo que está sucediendo a mi alrededor: en la colonización de ideologías nacionalistas que pretenden abortar a la cultura de todo un pueblo sencillamente porque nadie está dispuesto a definir su vida social de acuerdo a parámetros de odio y de terror, tal cual pretenden normalizar el movimiento nacionalista-terrorista que en estos momentos, mientras escribo esto, me mantiene secuestrada… pero para que esto sucediera, hubo una retahila de corrupción de servidores públicos que lo permitieron a lo largo de los años.
Este proyecto de nueva fraternización es un sueño común de toda América, nuestro sueño Americano: dejar atrás todo tipo de colonización y emprender juntos una nueva era de nueva fraternización, caminando juntos como hermanos, creciendo juntos como familia de pueblos americanos que crecen juntos en comunión, como Alianza Americana.
[Viernes, 13 de Mayo]
Que quede claro: colonización, aborto y esclavitud van de la mano. Para dejar atrás todo tipo de colonización de tal forma que podamos emprender esta nueva era de nueva fraternización… es necesario dejar atrás no solo todo tipo de colonización política, sino también todo tipo de colonización ideológica: toda ideología nacionalista, toda ideología anticonceptiva, toda ideología cristiana [sí, la fe puede convertirse también en ideología, y también es un peligro cuando eso sucede], toda ideología marxista, toda ideología comunista… toda ideología que nos impida contemplarnos con visión fraternizante. No está mal tener diferentes puntos de vista y diferentes perspectivas políticas y culturales… pero cuando se pierde el principio de fraternidad, cuando se pierde la llamada a servir al bien común —sea desde la perspectiva político-cultural que sea— de tal forma que todos puedan crecer en nuestra sociedad como los hermanos que somos llamados a ser… se comienza a hablar de colonización ideológica, no de fraternización.
¿Acaso no hemos tenido suficientes ejemplos en nuestro continente Americano de lo tóxico que es insistir en colonizarnos los unos a otros, en lugar de aprender a fraternizarnos los unos a otros? ¿Acaso el genocidio de tantos pueblos indígenas no es razón suficiente para honrar su legado ancestral emprendiendo nuevos caminos de encuentro cultural entre nuestros pueblos, encuentros que hagan posible el crecimiento en comunión para todos, que todos puedan crecer dignamente, como los hermanos y hermanas que nuestro Creador nos ha llamado a ser?
La colonización de América se emprendió también como “nueva evangelización” del nuevo continente… pero ni nuestra Madre del Nuevo Albor ni Jesús Caridad jamás quisieron que esta “nueva evangelización” se llevara a cabo de esta forma. Desde principios de la colonización Dios Amor, y especialmente de la mano de nuestra Madre del Cielo, han buscado cuidar de los más vulnerables en el continente Americano, buscando detener todo tipo de sacrificio humano y afirmar la dignidad de nuestros hermanos indígenas cuya sangre hoy bulle en nuestras venas… Ese sueño de Dios Amor para nuestro continente, sueño que comenzó con la llegada del primer obispo a América, se cumple ahora, con la llamada de Jesús Caridad a emprender juntos una nueva fraternización. Para que se entienda el contexto de lo que estoy queriendo decir: esta servidora, este altar doméstico vivo, está escribiendo estas palabras desde el territorio eclesiástico que recibió al primer obispo en toda América. De hecho, nuestra Madre del Nuevo Albor ha dado otra explicación también: ella ha elegido la zona del Caribe para manifestarse de esta forma porque alrededor de toda la zona del Caribe fue la zona más poblada de indígenas a los comienzo de la Colonización, así que ella eligió comenzar a darse a conocer tal cual se está dando a conocer aquí donde hubo más indígenas. Desconozco la población de indígenas en absolutamente tooooooooodo el Caribe, pero en Puerto Rico sí que hubo una gran población de taínos —lamentablemente hoy extintos—, considerando el momento histórico del que hablamos. Aquí donde el bloodshed colonizador ha sido más cruento desde principios de la colonización, aquí ella eligió venir a pisarle la cabeza a la serpiente del fratricidio y del odio en sus tierras, y resplandecer como la Luna unida a la luz del Sol Naciente en ella (el girasol en su vientre también es un Sol Naciente, si ven la obra Fiat Amor entenderán visualmente lo que quiero decir) que hace posible la unidad cultural fraternizante de toda América, resplandeciendo juntos como el ícono vivo de Dios Amor que somos llamados a ser, como hermanos que se fraternizan unos a otros como la dreamfull family que somos llamados a ser.
No es casualidad que esté escribiendo esto que estoy escribiendo el día de la Virgen de Fátima, considerando también el contexto social en que lo estoy escribiendo: en estos momenros estoy en un cuarto del que puedo salir menos de media hora al día, esclavizada, literalemente, por narcotraficantes y terroristas nacionalistas que están pretendiendo impedir nuestro progreso como pueblo-familia del nuevo albor, como estado del nuevo albor, pretendiendo destruir y mutilar absolutamente toda nueva vida a su paso, incluyendo a los niños a los que explotan y sacrifican socialmente —abortan socialmente— de la misma forma que ya se hacían sacrificos humanos en América al momento de la colonización. Mientras Jesús Caridad nos llama a una nueva fraternización, tenemos terroristas sociales y asesinos a sangre fría emprendiendo también una nueva esclavización via colonización ideológica. Estoy forzada a permanecer donde se me tortura, explota y denigra, literalmente, las 24 horas del día… tal cual sucedió con tantos indios y esclavos cuya sangre también corre por mis venas. Lo opuesto a ser familia es ser esclavos, y toda colonización, también las colonizaciones ideológicas, necesitan esclavos [a quienes se les considera no-seres humanos] para funcionar como estructura social. Los mismos errores comeridos a lo largo de la colonización de América se siguen repititiendo a lo largo de nuestra historia continental… y es Jesús Caridad mismo quien nos pide detener todo este derramamiento de sangre con este proyecto de nueva fraternización, acabando con la era de colonización para emprender una nueva era de nueva fraternización. Aunque tenemos precedentes sólidos que indican que Dios Amor puede dar un envío o una misión que tenga claras repercusiones políticas, como la historia de Juana de Arco, no es en lo absoluto común que Dios Amor manifieste una “misión” o “proyecto social” que tengan repercusiones explícitamente políticas. Incluso Dios Amor respeta la debida separación de Iglesia y Estado… so, ¿porqué Jesús Caridad está proponiendo ahora a toda América emprender este sueño Americano, esta nueva fraternización?
Esta respuesta es muy sencilla de entender si se entiende el contexto histórico de la colonización de América: el genocidio indígena y el fratricidio colonial que se consumó como parte de la colonización de América fue justificado en su momento como “nueva evangelización”, como si hubiera sido Dios el que ordenara el aniquilamiento y esclavización de seres humanos de una nueva cultura, de una cultura distinta… y es Él mismo Quien está corrigiendo el error que fue cometido en Su nombre: Dios Amor nunca llama a matar inocentes ni a cometer fratricidio, ni a cometer terrorismo o esclavización de ningún tipo contra quienes sean de una cultura distinta… Dios Amor, que nos contempla a todos como hermanos, al llamar a evangelizar, siempre llamará a emprender una nueva fraternización de la mano a esa nueva evangelización. Los católicos no somos quienes para imponer nuestra fe, como se hizo con la población nativa de América: nuestra llamada cristiana es a hacer posible que todos puedan crecer como los hermanos y las hermanas plenos, felices, iguales, que somos llamados a ser, haciendo posible la nueva fraternización de pueblos y culturas… y entre esos hermanos que reciban, como obra y gracia del Espíritu, la llamada a la conversión a la fe cristiana, emprender la nueva evangelización que haga posible que esos hermanos puedan encarnar la obra de Dios Amor que sean llamados a encarnar para hacer visible como Él es Jesús Caridad aue sigue vivo y encarnado, caminando ente su pueblo… Si observan a los primeros cristianos, al vivir la caridad ellos no practicaban colonización cultural alguna: ayudaban a todas las viudas y huérfanos, fueran o no cristianos.
Todo afán entre católicos de evangelizar via colonización, con la misma actitud con la que se emprendieron las Cruzadas, debe desistir: somos amados, somos hermanos, somos llamados a aprender a progresar juntos, tomados de la mano… no somos llamados a matarnos mano a mano, o disparo a disparo, o palo a palo. Todo fratricidio comertido en nombre de Dios es una herejía de la caridad, una blasfemia contra el Espíritu y un sacrilegio a Su Eucaristía viva que nos llama a encarnar Su comunión viva allí donde estemo, actuando sacramentalmente en todo momento, actuando en todo momento de tal forma que hagamos posible una sociedad donde todos puedan crecer en comunión, donde todos puedan crecer como hermanos. Cuando se evangeliza conforme a la fe cristiana vivida eucarísticamenfe —fe que encarna Su comunión viva, Su sí dar…—, siempre habrá también una nueva fraternización. El sagrado deber fraterno de todo ciudadano, el hacer posible una sociedad en la que todos puedan crecer como hermanos y hermanas iguales, también es sagrado deber sacramental: hacer posible que todos puedan convertirse en el sacramento vivo del Amor de Dios que somos llamados a ser, irradiando más y más nueva vida al encarnar Su Eucaristía de tal forma que todos puedan crecer en más y más comunión, como los hermanos y hermanas que todos —no solamente los cristianos— somos llamados a ser, encarnando así como nos corresponde no solamente la Palabra que Él nos llama a cumplir, sino también Su memoria sacramental, la memoria que nos llama a hacer vida plasmando más y más livefull society al encarnar más y más Su mandatum novum: “un mandamiento nuevo les doy, que se amen unos a otros como Yo les amo”. Se nos ha de conocer como cristianos por como amamos de tal forma que todos puedan crecer juntos en comunión, que todos puedan crecer como hermanos amados. No somos llamados a ser conocidos como cristianos por como colonizamos, ni por como practicamos el proselitismo, sea le proselitismo que sea… ni mucho menos por como matamos o esclavizamos “en Su nombre”.
Por supuesto, no hay mejor lugar que Él pudiera elegir para enseñar esta lección a Su Iglesia acerca de como vivir el mandamiento nuevo con más fidelidad a la enseñanza del Maestro… que en el Nuevo Mundo. En las circunstancias de comienzos de la colonización de América colonización y evangelización estaban unidos… así que le corresponde a Él mismo “enmendar a sus huestes” y proponer a América el sueño americano, el proyecto de nueva fraternización americana, que debio haberse comenzado a emprender desde un principio: una Alianza Americana que uniera fraternalmente a todos los pueblos americanos, siendo ayudados a aprender a gobernarse ellos mismos de acuerdo a su propio orden social, según su propia cultura, en lugar de estar sujetos a la colonización de monarquías europeas que nunca pisaron el Nuevo Mundo y que en lugar de explotar los recursos y a las gentes del Nuevo Mundo —a quienes nunca se reconoció como ciudadanos iguales respecto a los ciudadanos del Viejo Mundo— sencillamente debieron facilitar que en el Nuevo Mundo hubiera una nueva fraternización que hiciera posible que tras la fraternización entre las culturas del Viejo Mundo y del Nuevo Mundo, de lo mejor de todas las culturas resplandeciera una nueva fraternidad civil, un nuevo “We the People”, un nuevo “Nosotros, la Gente…” constituído como nuevo pueblo, como pueblo-familia del nuevo albor.
Jesús Caridas sonríe con ternura entrañable en estos momentos, junto a la Sagrada Familia del Nuevo Albor, colmando cada palpitar de Su candor entrañablísimo:
“¿Quieren, por favor, desistir de colonizarse unos a otros y aprender a caminar como hermanos, creciendo juntos en comunión… tal cual Yo les he enseñado y tal cual debieron haberlo practicado al momento de emprender la nueva evangelización de América? ¿Podemos elegir aprender a emprender esta nueva evangelización continental como debió haberse emprendido desde un principio: como nueva fraternización, consumando Mi mandatum novum como una Alianza Americana que haga posible un orden social ordenado a vivir la caridad haciendo posible que todos crezcan como los hermanos y hermanas que son llamados a ser, cada cual recibiendo lo que le corresponda recibir para crecer, resplandecer y florecer conforme a la dignidad dada por Dios Amor a absolutamente todo ser humano? Los hermanos indígenas debieron haber recibido la instrucción y los recursos para progresar de la misma forma que lo hacían en el Viejo Mundo, pero conforme a su propia realidad cultural… en lugar de haber sido esclavizados y aniquilados como lo fueron… e incluso tras la evidencia del horror de semejante genocidio cultural… insisten en la colonización como “opción social viable”, tal cual está sucediendo en la última de las colonias Americanas, Mi tierra del nuevo albor Puerto Rico… ¿Necesitan, Pueblo Americano, una mejor lección del horror al que lleva el coloniaje… que lo que está sucediendo en Puerto Rico en estos momentos, como si no hubieran sido suficientes las lecciones históricas del horror del genocidio indígena… y del abortive genocide de los millones de niños no-nacidos esclavizados socialmente de tal forma que se negó sistemáticamente su dignidad y toda posibilidad de ser siquiera ser considerados seres humanos con igualdad de derechos, con una llamada a ser permitidos a existir como hermanos adoptados en casos en los que tratara de un embarazo no deseado? ¿Hacen falta más ejemplos en la historia de América para entender que el colonialismo —todo tipo de colonialismo, incluyendo el colonialismo ideológico— tiene que acabar… y de la misma forma que el colonialismo se emprendió en América en nombre de Dios… es Dios Amor mismo quien ahora pone fin a ese colonialismo que se emprendió en Su nombre, proponiendo a América un nueva forma de soñar juntos como “We the People”, una nueva forma de caminar juntos como hermanos, una Alianza Americana que haga posible dejar la era de la colonización atrás y emprender juntos la nueva fraternización que debió haber sucedido desde un principio?”
Este nuevo albor que está irradiando Jesús Caridad es para todos, no solo para cristianos: esta llamada a aprender a caminar juntos como hermanos, haciendo de la nueva fraternización nuestra constitución continental, encarnando Su “Declaración de Amor” a toda la humanidad de tal forma que todos en el continente Americano puedan crecer como el dreamful family que somos llamados a ser, como el fraternal family que somos llamados a ser, como el “We, the brothers and sisters…” es para todos.
No es posible negar o borrar de nuestra memoria histórica como continente Americano todos los horrores que ha supuesto la coloniaje en todos nuestros pueblos… pero si es posible transformar el legado de quienes nos precedieron y que hoy resplandecen como estrellas del Cielo, viviendo hoy en nosotros e irradiando su luz en nosotros en la medida en que honramos la sangre que corre en nuestras venas, sangre que esos ancenstros nos legaron… haciendo posible la fraternización de culturas que debió haber sucedido desde un principio, resplandeciendo juntos como la Alianza Americana que siempre hemos sido llamados a ser, la Alianza de hermanos y hermanas americanas que siempre hemos sido llamados a ser, en lugar de insistir en colonizarnos los unos a los otros… porque eso fue lo que nos enseñaron desde el fin de la Edad Media hasta hoy.
Hermanos y hermanas de toda América: nos corresponde, como pueblo-familia del nuevo albor, aprender de Él a crecer mejor, desistiendo de todo tipo de coloniaje y haciendo vida un auténtico sueño que sea nuestro sueño Americano, un sueño compartido por todos los americanos: una Alianza Americana que haga posible el crecimiento en comunión de todos los pueblos a lo largo de toda América, haciendo posible sociedades donde todos puedan crecer como la mejor persona que puedan ser, como los hermanos y hermanas que somos llamados a ser, como los ciudadanos iguales que somos llamados a ser afirmando como constitución continental nuestra propia identidad cultural fraternizante: “Nosotros, los hermanos y hermanas del Continente Americano…” “We, the brothers and sisters of America…” [Pueden añadir aquí esto mismo dicho en lengua francesa, portuguesa y en diversas lenguas indígenas, como el guaraní, habladas a lo largo del Nuevo Mundo… no tengo acceso a internet para hacer esa traducción yo misma en el Google translator]. Todos, absolutamente todos, somos llamados a emprender esta nueva fraternización. Este es nuestro sueño Americano, que cada cual ha de realizar conforme a su vocación específica a servir al bien común de su sociedad y su nación conforme a su quehacer profesional y sus deberes cívicos correspondientes como ciudadano igual del Continente Americano, todos juntos tomados de la mano alrededor de esta llamarada de nueva fraternización, celebrando cada fraternal sparkle que irradiamos al actuar de tal forma que allí donde estemos vivamos la caridad como orden social, haciendo posible que todos puedan resplandecer como los hermanos y hermanas que somos llamados a ser.
Esta alborada de nueva fraternidad es nuestro sueño Americano. De la misma forma que Martin Luther King Jr dijo en su momento: “I have a dream…” que puso fin al aborto social de hermanos negros que suponía la segregación racial y la esclavitud en Estados Unidos…. Ahora, a lo largo de todo el continente Americano, afirmamos: We have a Dream: an America where everyone can grow, glow and bloom as the brothers and sisters we are called to be, leaving behind the era of colonization to embrace together a new fraternization era that makes possible an American Alliance that affirms constitutionally our cultural identity and civil identity as equal brothers and sisters of the same American People, of the same American Family.
Whoever shares this dream, please start a new fraternizing fire wherever you are, even if it is only with a growthfull flame, glowfull flame or lovefull flame oil lamp… and reunite together as brothers and sisters around that fire, as our American ancesters did, sharing together as family stories of how you are transforming everything into radiation of new life that shines in more and more communion along all the American continent.
We, the living America, have a dream: to grow, glow and bloom as the brothers and sisters we are called to be, as the fraternal family we are called to be, radiating together more and more new life that grows in more and more communion, new life that is for absolutely everyone, walking together in the true freedom: the freedom of Love, embracing togerher a continental constituon of Living Charity, a Continental constitution of Love that makes us glow as living beacon of new life for everyone…
So help me God… So help us Jesus Charity… So help us our Mother of New Albor… So help us the New Albor Holy Family… So help us God Love-with-us…
[Jesús Caridad me pidió que trabajara en un speech como el de ”I Have a Dream” de Martin Kuther King, pero ahora es un ”We Have a Dream”. Este dream, como pueden notar, no es el fin de la colonización solo en Puerto Rico, sino en toda América: una América en la que todos podamos caminar como hermanos y hermanas iguales… Aún tengo que trabajar en este speech y no tengo forma de hacer un video en estos momentos…
We will see how we do it…
Sigamos eligiendo irradiar más y más luz…
Jesús Caridad, te adoramos con todo el crecimiento…
Let’s keep growing in more and more communion!]