Confieso que a lo largo de mi vida mi relación con el concepto de “justicia social” no ha sido siempre positiva. La verdad es que cada vez que veía ese término lo veía conectado a ideologías de izquierda: conectado a promover perspectivas ideológicas, como ideología de género, o promover el estilo de vida homosexual, o ayudar a los pobres y vivir la solidaridad solo según la conveniencia…
No, no me interesaba profundizar el término “justicia social”.
Con el tiempo he aprendido a mirar ese concepto de forma profundamente distinta, desvinculándolo de lo ideológico, aprendiendo a vivirlo de una forma profundamente humanizadora y… liberadora.
Sí, ese es otro término con el que he tenido mucho cuidado en no interesarme demasiado: liberación. Créanme, en mi pasado se ha intentado imponerme teología marxista de la liberación de toda forma posible.
También he aprendido a mirar el concepto de liberación de forma profundamente distinta, desvinculándolo también de todo matiz ideológico.
La verdad es que cuando somos llamados a liberar a nuestra Patria de todo cuanto le impida resplandecer en nueva fraternidad, en nueva adoración, en nueva historia… no hay forma de no irradiar la liberación que viene de Jesús Caridad, una liberación profundamente transformadora que lo cambia absolutamente todo en irradiación de nueva vida que resplandece en comunión, una liberación que libera al corazón de todo cuanto le impida resplandecer como la estrella del Cielo que es llamado a ser, como el ícono vivo del Amor de Dios que es llamado a ser. Es una liberación que libera desde dentro, abriendo nuevas formas de crecimiento en comunión allí donde parece absolutamente imposible. No hay corrupción, no hay crimen, no hay horror, no hay violencia, no hay odio, no hay pecado, no hay… absolutamente nada que Jesús Caridad no pueda transformar en irradiación de nueva vida para toda la Iglesia, toda nuestra Patria y toda la humanidad, haciendo posible que resplandezcamos como la familia humana que somos llamados a ser.
Mi historia, que es también la historia de Jesús Caridad, es un claro ejemplo de ello.
De hecho, estoy escribiendo estas palabras en un “death school”, una escuela que funciona como un labor camp de Auschwitz… y estoy escribiendo esto entre “maestros de la muerte”: maestros que funcionan como los “doctores de la muerte” de Auschwitz. Esta nueva vida que resplandece en comunión la estoy irradiando desde un campo de concentración ideológico, donde todo, absolutamente todo, funciona para explotar, torturar y deshumanizar. Con decir que ayer fui 8 veces al baño en 8 horas, efecto secundario de lo que se usa para gasear el aire al estilo de las cámaras de gas de Auschwitz, solo digo un botón de muestra, y uno muy pequeño, ni siquiera el más grave, de lo que está pasando aquí, delante de todos, en pleno Estados Unidos. Lo que ha sucedido en la death house en la que he vivido prácticamente toda mi vida no se queda atrás: hace un momento atrás gasearon el cuarto provocando náuseas y vómitos, tanto a mí como a los perros. Estoy segura que lo que usaron fue altos niveles de CO2. Durante esta semana pusieron a un estudiante de mi salón hogar a entrar y salir de varios salones haciendo gestos de vómito.
Sin embargo, Dios Amor ya era consciente de todo esto –y de todo lo que ha sucedido a mi alrededor a lo largo de toda mi vida– al elegir que fuera esta servidora quien le contemplara y le “diera a luz” como Jesús Caridad. Es Él Quien nos hace mensajeros de la luz, mensajeros de la comunión, mensajeros de la fraternidad, mensajeros de la nueva vida que resplandece para absolutamente todos… Es Él Quien nos ha capacitado para ser Sus mensajeros, no solo con un testimonio de vida que es posible gracias a Su gracia, sino sobre todo por como Él va transformando progresivamente toda nuestra formación personal hasta convertirnos en el lienzo vivo que Él nos llama a ser, lienzo vivo en el cual ser plasmado como una obra viva de Amor que se plasma haciendo vida Su plan –hacer familia humana, eclesial y civil según Su plan–, Su proyecto de evangelización familiar, Su revolución de luz… haciendo visible como obra viva y encarnada Su Amor al dejarnos convertir en el ícono vivo de Dios Amor que Él nos llama a ser, a la usanza de un Iesu Amor viviente… La forma contemplativa de explicar esto es pensar en la Sábana Santa de Turín: en la medida en que dejamos que nuestra formación personal sea irradiada más y más por la acción del Espíritu, por la luz viva de la resurrección… esa formación queda plasmada con Su imagen viva, progresivamente más y más fiel a la obra viva de Amor que hemos sido creados para ser. En su momento hablé de “visual spatial preaching”… Esto de lo que hablo ahora puede decirse que es una nueva evangelización “visual-creative”: es hacer visible a Dios Amor vivo y encarnado en cada aquí y en cada ahora, plasmado en toda la formación personal, plasmado de tal forma que el Amor de Dios se encarna en este momento concreto de la historia, de la misma forma que Jesús se encarnó en Belén hace 2,000 años atrás. Es así como Jesús Caridad nos convierte en mensajeros de la familia, en mensajeros de la luz, en mensajeros de la comunión, en mensajeros de Su nuevo albor: transformando toda nuestra formación personal en el lienzo vivo donde Él se plasma para hacerse visible a la humanidad de la misma forma que en su momento se hizo visible plasmado en una Sábana Santa que hasta el día de hoy no hay forma humana de explicar su plasmación.
Es Jesús Caridad Quien nos llama a hacer más y más visible Su Amor en este momento concreto de la historia haciendo posible que todos, absolutamente todos, podamos resplandecer como los hermanos que somos llamados a ser, como la familia humana que somos llamados a ser, adorándole con todo el crecimiento al consagrarnos a vivir la caridad que hace posible que todos podamos crecer como la luz que hemos sido creados para ser. Es Jesús Caridad Quien nos llama a ser mensajeros de esperanza: Él es Dios Amor vivo y encarnado que hace nuevas todas las cosas, todos los corazones y toda la historia. Él es Dios Amor vivo y encarnado que verdaderamente lo transforma todo en una hermosa plasmación de Su obra viva de Amor a lo largo de la historia de la Iglesia… y de nuestra Patria.
Desde esta perspectiva, absolutamente todo se contempla de una forma distinta… por supuesto, también la noción de justicia social.
Jesús Caridad me ha enseñado que la justicia social es parte de hacer visible Su Amor vivo y encarnado. No podemos vivir la fe y no vivir la justicia social que viene de Su Corazón: hacer posible una sociedad en la cual absolutamente todos puedan vivir conforme a la dignidad que el Padre da a absolutamente todos Sus hijos, de tal forma que todos puedan vivir tal cual han sido creados para ser y tal cual son llamados a ser. Su justicia social crea una sociedad que da a cada cual lo que corresponde darle para que se convierta en la luz que es llamado a ser, haciendo posible que todos puedan resplandecer como la mejor persona que puedan ser. ¡Cuán importante es hacer posible una sociedad luz donde todos puedan crecer en comunión y donde todos puedan resplandecer como las estrellas del Cielo que somos llamados a ser, como las estrellas de nueva fraternidad que somos llamados a ser!
Esta justicia que viene de Su Corazón comienza con nosotros mismos, con nuestro propio corazzón, eligiendo mirarle de corazón a Corazón con total transparencia, confesándole absolutamente todo, dejando que Él nos irradie más y más con Su paz, con Su esperanza, con Su nueva vida, con Sus destellos color crear hogar, con Su bendición, con Su abrazo de luz, confrontando de frente, a la luz de Su mirada, todo cuanto haya en nosotros que nos impida resplandecer como la estrella del Cielo que somos llamados a ser, como los hermanos que somos llamados a ser… mirándole más y más fijamente y dejando que Él nos conduzca a transformar todo lo que nos impida resplandecer como la luz que somos llamados a ser… de tal forma que al confrontar la oscuridad en nosotros mismos también recibimos la gracia para afrontar la oscuridad que haya alrededor nuestro y que nos impida resplandecer como la sociedad luz que somos llamados a ser. No podemos acoger la valentía para afrontar de frente la oscuridad a nuestro alrededor si no confrontamos de frente primero todo cuanto haya en nosotros que nos impida resplandecer tal cual Jesús Caridad nos llama a hacerlo, dejando que Su mirada nos traspase con Su luz de tal forma que hagamos vida la victoria de la luz, la victoria de la vida, comenzando en nosotros mismos, hasta hacer vida Su nueva fraternidad, Su nueva historia, Su nueva adoración plasmando más y más la cultura de nueva vida que nuestra Señora del Nuevo Albor nos enseña a encarnar eligiendo dar más y más a luz a la Palabra, dando a luz a Jesús Caridad, dando a luz a Su pueblo-familia del nuevo albor… haciendo resplandecer así más y más la paz que viene de Su Corazón, la paz que hace posible que todos puedan resplandecer como hermanos luz, poniendo fin a todo aborto social, a todo odio y a toda violación de derechos humanos que nos impida resplandecer como cultura de nueva vida que Nuestra Señora del Nuevo Albor nos enseña a ser, transformando toda violencia fratricida, toda guerra civil, todo terrorismo y tortura, todo afán en atentar contra la paz, contra la unidad, contra la comunión, contra el estado de derecho, contra la democracia, contra la familia, contra Su nuevo albor, la cultura viva que somos llamados a ser, resplandeciendo juntos hermanos… en irradiación de la nueva vida que da Dios Amor a Su pueblo luz para resplandecer como el pueblo unido en la fraternidad que somos llamados a ser, haciendo más y más vida con más y más humildad Su fraternal pride, no buscando imponer, sino servir, amar, ser humildes e irradiar toda la luz que se nos concede irradiar… porque esa es la autoridad luminosa del Amor, ese es el poder del Amor capaz de hacer nuevas todas las cosas, todos los corazones y toda la historia.
Hace unas horas atrás contemplé una idea creativa para celebrar la nueva fraternidad que Jesús Caridad que Jesús Caridad concede al pueblo puertorriqueño y americano –como Nueva Patria– para enriquecer nuestra identidad cultural puertorriqueña: crear un collar de estrellas de nueva fraternidad, como un luau hawaiano, pero este sería un collar de estrellas puertorriqueñas. Pueden ser estrellas de papel, de madera… pero estrella de colores muy brillantes y vivos, tal cual lo es el pueblo puertorriqueño cara a Jesús Caridad. Este collar también plasmaría nuestra realidad cultural: somos un pueblo de muchas culturas (de ahí los muchos colores), y somos llamados a fomentar la integración cultural de tal forma que hagamos posible, como faro de las Américas, que todos podamos resplandecer como hermanos en esta tierra luz, en esta tierra de la libertad. Desde la mirada de nuestra Señora del Nuevo Albor, estamos uniendo las culturas LatinoAmericana y AngloAmericana al plasmar el ícono vivo de Jesús Caridad que somos llamados a plasmar en toda nuestra formación como pueblo americano de tal forma que hagamos posible que todos en América resplandezcamos en comunión… y eso es justicia social plena: hacer posible que todos puedan crecer en más y más comunión. En Puerto Rico la integración cultural es tal que prácticamente no existe el racismo ni la discriminación contra inmigrantes… pero nos corresponde hacer posible un Estados Unidos consagrado a vivir la caridad de tal forma que se reconozca a absolutamente a todos como hermanos con igual dignidad… incluyendo a los hermanos de diversas razas, a los hermanos más pobres y a los hermanos inmigrantes, acogiéndoles como corresponde. Eso es parte de la justicia social que viene de Su Corazón, que viene de consumar Su alianza de la caridad.
Esta idea contemplativa en el sueño contemplativo de anoche fue profundizada aún más por Jesús Caridad, que me revistió de un vestido típico puertorriqueño color blanco paz luminoso… y en mis manos puso unos dance ribbons para adorarle con todo el crecimiento con una danza de luz que proseguimos juntos… y también me regaló un collar con una estrella por cada municipio de Puerto Rico, un collar colmado de colores vivos, muy resplandeciente en colores vivos que se encendían más y más a la luz de los destellos de Su mirada color crear hogar… Esos dance ribbons en su momento eran de los colores de la bandera, en otros momentos eran de color dorado luz (caridad viva) y en otro momento eran de colores vivos, como el collar… El collar realmente también es un collar con todas las naciones de Latinoamérica y un collar con las 52 estrellas de los estados de Estados Unidos… Esto lo entendí después… porque el collar se nuestra Señora del Nuevo Albor era el más abundante de todos (ese tenía más layers, creo que 7…) resplandecía junto a las estrellas de Su túnica anaranjado flaming Holy Spirit… Los del collar de nuestra Señora del Nuevo Albor son estrellas de todas las naciones en la ONU… todas las naciones de mundo… como su vestido… Quiero decir: hay muchas formas de plasmar este collar de nueva fraternidad. Yo estaba vestida con el traje típico puertorriqueño y tal cual me dijo Jesús Caridad, eran todos los municipios de Puerto Rico… pero al sentir la irradiación en el pecho y ver como cambiaban los dances ribbons… también cambió el collar, aunque no me lo viera a mí misma puesto. Eso, el significado de la irradiación en el collar, lo entendí después… el collar también es de la cantidad de estrellas de las naciones Latinoamericanas y de la cantidad de estados de Estados Unidos… Es un collar que celebra a todo el continente Americano resplandeciendo en comunión… Somos verdaderamente faro de las Américas (el faro del sueño, si se fijan, está colmados de pequeñas estrellas en la irradiación…) y se nos da la llamada de hacer posible que todos resplandezcan como hermanos, integrando culturas en nueva fraternidad de ta forma que podamos seguir adelante transformándonos en el estado de nueva fraternidad que somos llamados a ser, caminando juntos como hermanos que se consagran a hacer posible que todos crezcan como la familia humana que somos llamados a ser… [Mientras escribía este párrafo a mi alrededor estudiantes de séptimo grado se reían a carcajadas mientras veían un documenta del Holocausto] de tal forma que hagamos posible la igualdad de oportunidades de crecimiento para todos, el que todos puedan crecer como la mejor persona que podamos ser, como la luz que somos llamados a ser… Esto es una justicia social que brota desde la persona misma, desde la formación personal misma que al dejarae convertir en el ícono vivo del Amor de Dios que somos llamados a ser también nos convertimos en faro vivo de comunión, haciendo posible la sociedad más justa posible… una sociedad donde todos crecen resplandeciendo en comunión.
Al soñar con nuestra Señora del Nuevo Albor y Jesús Caridad usando este collar de nueva fraternidad que acabo de describir se me pidió que esperara al domingo para compartir esto, pero como esto está relacionado con este blog post lo escribo aquí, en lugar de hacerlo en un nuevo blog post…
Ese collar de nueva fraternidad debe ser colocado en Jesús Caridad (en las tallas que se hagan para la ONU y diversos lugares, o las tallas que haya en los altares domésticos), nuestra Señora del Nuevo Albor y San José del Nuevo Albor en sus respectivas fiestas, y también el día de los derechos humanos y los días de fiesta de los respectivos países que estén. Por ejemplo: el 19 de noviembre de ha de poner a Jesús Caridad y a la Sagrada Familia del Nuevo Albor el collar de nueva fraternidad con 78 estrellas. El 4 de julio se le ha de poner el collar de 52 estrellas. El 10 de diciembre de le ha de poner el de 194 estrellas (todas las naciones de la ONU). Esta llamada a la nueva fraternidad es para absolutamente todos… Esta llamada que hace nuestra Señora del Nuevo Albor a la paz que viene de Él, a plasmar juntos cultura de nueva vida que hace vida la victoria de la luz sobre la cultura de la muerte es para absolutamente todos… Puerto Rico y Estados Unidos son, por así decirlo, el “nuevo Belén” para este inmenso resplandor de nueva fraternidad, con muchísimas estrellas de nueva fraternidad ascendiendo hacia el Cielo… Esta llamada a hacer más y más vida la alegría de dejarnos convertir en la familia humana que somos llamados a ser, en la Patria familia y en la Iglesia familia que somos llamados a ser… es para todos. Esta llamada a dejar que la nueva vida que resplandece en comunión triunfe sobre la cultura de la muerte es para todos, comenzando con cada cual, confrontando en nosotros todo lo que nos impida resplandecer como los hermanos que somos llamados a ser, como la luz que somos llamados a ser, como el resplandor vivo de nueva vida que resplandece en comunión que somos llamados a ser. Durante todo este camino de conversión en las estrellas del Cielo que somos llamados a ser nuestra Señora del Nuevo Albor nunca dejará de acompañarnos, haciendo posible que resplandezcamos como estrellas de nueva fraternidad, abriendo nuevos caminos de nueva vida que resplandece en el Amor, en la que todos resplandecemos como los hermanos que somos llamados a ser, los ciudadanos iguales que somos llamados a ser. No habrá odio, violencia, terrorismo, aborto social, racismo… que pueda impedirnos acoger la inmensa luz que irradia sobre todos nuestra Señora del Nuevo Albor y también San José del Nuevo Albor, en unidad a Jesús Caridad, dejándonos cubrir por el dulce manto de ella para ayudarnos a confrontar de frente todo cuanto nos impida resplandecer en la nueva vida que da el Amor, haciendo posible que resplandezca una nueva paz, una nueva alegría, una nueva esperanza que comienza desde elegir dar a luz juntos a la Palabra, dar a luz juntos a Jesús Caridad, dar a luz juntos a Su pueblo-familia del nuevo albor, emprendiendo juntos Su plan, Su proyecto, Su revolución… hasta convertirnos juntos en la tierra luz que somos llamados a ser, hasta convertirnos juntos en la mejor persona que podamos ser, haciendo vida juntos Su consagración, dejándonos convertir en Patria viva consagrada a vivir la caridad, a emprender Su revolución de luz desde un corazón consagrado a hacer posible que todos resplandezcan como hermanos, dejando que Su alianza de la caridad resplandezca más y más de tal forma que Su nuevo albor llegue a absolutamente todos, plasmando una América más y más unida, donde todas las culturas resplandecen en nueva fraternidad, donde todos resplandecen como hermanos, como la familia humana que nuestra Señora del Nuevo Albor nos enseña a ser, como el estado de nueva fraternidad que Jesús Caridad nos conduce a ser dándole juntos el culto vivo y nuevo en comunión que Él nos llama a darle… a ser.
Notarán que esta justicia social no se trata de hacer riots como lo hace Black Lives Matter, ni se trata de hacer “revoluciones del 19” –que no lo fue en lo absoluto–o de ningún otro tipo de atentado contra la democracia o violencia por parte de ideologías de izquierda. Esta justicia social comienza con la conversión del corazón, con la plasmación de toda la formación personal como el ícono vivo del Amor de Dios que somos llamados a ser, para así plasmar juntos sociedad luz en la que todos resplandecen como la familia humana que somos llamados a ser, resplandeciendo juntos en más y más comunión. Ujum, esta es una forma muy distinta de concebir la justicia social: hacer posible que todos crezcan en más y más comunión.
Si les da la curiosidad de saberlo, la idea contemplativa del collar de nueva fraternidad vino del collar de girasoles que Jesús Caridad me puso anoche, como celebración de crecer juntos en comunión, como el pueblo-familia del nuevo albor que somos llamados a ser. El collar de Nuestra Señora del Nuevo Albor era de girasoles también, pero los de ella resplandecían como estrellas (los míos eran girasoles como los que tengo en la mesa). El Suyo era de estrellas del Cielo… pero no contemplé en ese momento el concretar ese collar que estaba usando Jesús Caridad como un collar de estrellas para celebrar la nueva fraternidad, eso vino después con la idea de un collar de estrellas. Eran como collares de fiesta, una fiesta de crecimiento en comunión.
Sí, es una forma MUY distinta de irradiar justicia social: buscar en todo momento hacer vida Su consagración haciendo posible que todos puedan crecer en más y más comunión, como la Patria familia que Él nos llama a ser, como la Iglesia familia que Él nos llama a ser. Esta justicia social se trata de una revolución de luz que lo enciende todo en más y más comunión… comenzando desde el corazón que resplandece como estrella del Cielo, como estrella de nueva fraternidad, irradiando a toda nuestra sociedad Su liberación de todo aquello que nos impida resplandecer como estado de nueva fraternidad, de tal forma que encarnemos desde la formación personal una justicia social que hace posible el desarrollo de toda persona, afirmando la dignidad de todo hermano, creando igualdad, promoviendo oportunidades de crecimiento en comunión para todos… y eso de crear oportunidades de crecimiento en comunión abarca muchas cosas: equidad de género, erradicar la pobreza, el hacer accesible el bienestar y la plenitud personal a todos, el enseñar tolerancia, el buscar favorecer en primer lugar a los más vulnerables, el promover medios de sustento digno para todos… Hemos de encarnar una justicia social que cree igualdad de oportunidades de crecimiento en comunión para absolutamente todos, de tal forma que plasmemos juntos una sociedad luz donde se honren todos los derechos humanos de todos, una sociedad luz más justa y equitativa, dando a cada cual lo que corresponde dar para hacer posible que todos puedan crecer resplandeciendo en más y más comunión… Hemos de encarnar una justicia social que erradique con luz —no con violencia, odio, riots ni guerrillas ideológicas o terrorismo social— todo cuanto atente contra la aplicación incondicional de todos los derechos humanos a todos, haciendo posible la igualdad de oportunidades de crecimiento en comunión al aplicar incondicionalmente todos los derechos humanos a todos de tal forma que todos puedan crecer como parte de la familia humana que somos llamados a ser… Esta justicia social es algo que va más allá de la “justicia legal”, es una “justicia integractiva”, una justicia que parte desde la dignidad de toda persona, desde abarcar toda la formación personal, ayudando a crecer en comunión a todos de tal forma que se irradie más y más igualdad y fraternidad en toda la sociedad, erradicando toda desigualdad y pobreza, comenzando con la pobreza máa devastadora de todas: la pobreza de comunión, la pobreza de fraternidad, la pobreza de capacidad de Amar, la pobreza de humanidad, del vínculo propio de la familia humana que Dios Amor nos llama a formar creciendo juntos como hermanos que resplandecen en comunión. La justicia social, vivida de esta forma, es fundamental para una sana convivencia social, pacífica, unificante, diversa, humanizante y próspera, como el horizonte encendido que Jesús Caridad no deja de encender en el atardecer de cada sueño para absolutamente toda la humanidad, haciendo posible el pleno desarrollo de todos, asumiendo el ayudar a crecer a todos en comunión como un proyecto humanitario común que hace visible el amor a cada hermano, de tal forma que todos crezcan incondicionalmente amados, plasmando juntos crecimiento en comunión que ayude a crear Patria Viva, Iglesia Viva… Humanidad más y más viva para todos, humanidad donde todos pueden crecer plenamente en el Amor.
Sí, hermanos: tenemos que vivir la justicia social como nos corresponde hacerlo, plasmando juntos más y más cultura de nueva vida, haciendo posible una sociedad luz donde todos, absolutamente todos, resplandezcamos más y más como hermanos luz que se ayudan a crecer como las mejores personas que puedan ser, haciendo posible el pleno crecimiento de todos, un crecimiento que abarca a toda persona y a toda la persona, liberándonos de todo lo que nos impida caminar como Él caminó… o tal vez debo decirlo de otra forma: dejando que Él nos libere de todo lo que nos impida resplandecer como los hermanos plenos, felices, santos iguales, dignos, libres, amados, llamados, consagrados, elegidos… que somos llamados a ser, adorándole más y más con nueva adoración, con nueva historia, con nueva fraternidad.
La “justicia social” que fomenta la violencia, el odio, el atentado contra el estado de derecho, o cualquier otra violación de derechos humanos o atentado contra la fraternidad… no es justicia social: es ideologización social, es pretender ordenar la sociedad en orden a una ideología y no en orden al bien común que busca el pleno crecimiento de todos.
Preguntémonos hoy: ¿cómo soy llamado a vivir una justicia social que hace posible en este aquí y en este ahora que todos puedan resplandecer en comunión, como hermanos con la misma dignidad, como ciudadanos iguales de nuestra nación… comenzando con mi propio corazón, que elige irradiar luz dando lo que le corresponde dar para plasmar una sociedad luz y también para honrar la voluntad de Dios Amor? Sí, hermanos, de la misma forma que practicamos la justicia social también aprendemos a ser justos con Dios Amor, pues al dar a Dios Amor lo que le corresponde también aprendemos a dar al hermano lo que nos corresponde darle, aprendiendo a acogerle y ayudarle a crecer como la luz que es llamado a ser.
Realmente todo ciudadano debería proponerse vivir apasionadamente la justicia social… pero no se puede ser cristiano y no vivir apasionadamente la justicia social que busca hacer posible una Patria Viva donde todos resplandezcamos en comunión… y eso comienza consagrándonos a vivir la caridad de tal forma que resplandezcamos en nueva adoración, nueva fraternidad y nueva historia que hace posible que nos convirtamos en el pueblo-familia del nuevo albor que somos llamados a ser, estado de nueva fraternidad en el que todos resplandecemos como hermanos luz que caminan juntos en el Amor, que caminan juntos en igual dignidad.
Supongo que ahora entienden porqué el collar de los girasoles es el collar de la justicia social: es el collar que celebra el crecimiento en comunión. Es como un luau de Hawaii, pero de girasolcitos.
Las presentaciones que estoy compartiendo en este blog post tienen en común el crecimiento en comunión. La primera presentación, “All Lives Matter, All Loves Matter”, desarrolla el tema de los derechos humanos hasta culminar con el proyecto humanitario Fiat Amor, que encarna el Amor de Dios en la sociedad de hoy al articular la redacción de una propuesta de Declaración Universal de Derechos de la Familia humana, de tal forma que todos puedan crecer en más y más comunión, conforme a la dignidad y la vocación al amor que Dios Amor da a todo ser humano, resplandeciendo juntos como parte de la familia humana que todos somos llamados a ser. La segunda presentación, “Tradición Puertorriqueña”, desarrolla el tema de la tradición puertorriqueña, culminando con el proyecto cultural Nuevo Albor, que busca plasmar una sociedad puertorriqueña y americana resplandeciente en nueva vida que resplandece en comunión, resplandeciendo juntos como los hermanos que somos llamados a ser.
Ambas presentaciones concretan proyectos que hacen posible plasmar una sociedad más justa promoviendo el pleno crecimiento en comunión de todos… promoviendo así una justicia social luminosa, viva y humanizante, una justicia social que también es justicia del Cielo, justicia de un Jesús Caridad que sigue naciendo en medio de Su pueblo, en todo aquel lugar donde se haga visible Su Amor vivo y encarnado en este hoy y en este ahora, recordando que no hay ningún gesto de Amor que se desperdice. Incluso cuando el Amor no es acogido allí donde se irraidie, sigue ayudando a crecer en otras formas, en otros lugares, pues la comunión y la belleza viva del Amor nos une como humanidad en una inmensa red de luz, una red de caridad viva: crecer juntos comunión nos une como humanidad viva, resplandecer en comunión nos une como pueblo vivo. De la misma forma que Jesús Caridad le dice a los discípulos que cuando entren en un lugar den la paz, y si no la reciben volverá a ellos… así pasa con el Amor y con la gracia que no se reciba: sigue creciendo más y más al volver a nosotros, creciendo de otras formas que nos trascienden, haciendo más y más visible la justicia del Cielo, que siempre hará surgir nuevos caminos para hacer posible que Su pueblo del nuevo albor pueda crecer, amar y resplandecer como Él nos llama a hacerlo; para hacer posible que Su Iglesia pueda crecer, amar y resplandecer como Él nos enseña a hacerlo. Elegir crecer, amar y resplandecer como Dios Amor nos concede la gracia para hacerlo siempre será la diferencia más grande que podamos hacer en nuestra cultura y en nuestro pueblo.
Resplandezcamos, hermanos, como el pueblo luz que somos llamados a ser, resplandeciendo juntos en más y más comunión, en más y más nueva vida que da el Amor, haciendo más y más vida el inmenso regocijo de Jesús Caridad al elegir resplandecer juntos como la familia humana que somos llamados a ser, como los hermanos que somos llamados a ser, como la luz viva que somos llamados a ser al crecer juntos en más y más comunión viva. El resplandecer juntos en comunión no solo es camino de crecimiento humano pleno y camino de crecimiento cultural pleno, como nación consagrada a vivir la caridad: es también hacer vida la justicia social que nos corresponde vivir como cristianos luz y como ciudadanos luz que construyen una sociedad progresivamente más y más justa para todos, una sociedad donde se honran todos los derechos humanos de todos, desde la concepción hasta la muerte natural, y donde todos crecen conforme a su dignidad (Proyecto Fiat Amor), una sociedad donde de plasma una identidad cultural que hace posible que todos crezcan como ciudadanos iguales, como hermanos que crecen juntos en comunión (Proyecto Nuevo Albor). Aunque fueron hechos para clases distintas, ambas presentaciones van muy de la mano.
Literalmente estoy escribiendo este blog post entre disparos constantes que se están haciendo alrededor. Como dice el Antiguo Testamento, en Isaías 9: en tierra de sombras de muerte, una gran luz resplandeció… Literalmente no dejan de hablar de muerte y de buscar provocar muerte a mi alrededor… y es en ese contexto que Dios Amor ha querido ser dado a luz como Jesús Caridad que hace nuevas todas las cosas, todos los corazones y toda la historia. Es en este contexto de graves violaciones de derechos humanos que Jesús Caridad ha elegido ser dado a luz y hacer más y más visible Su Amor, Su Misericordia, Su justicia del Cielo que también se hace justicia social en la medida en que al dejarnos convertir en el ícono vivo del Amor de Dios que somos llamados a ser, en la familia luz que somos llamados a ser…. hacemos visible como Dios Amor vivo y encarnado sigue caminando con Su pueblo, con Su Iglesia, hoy a hoy y para siempre, dejando que el Espíritu plasme en nosotros Su obra viva de Amor y nos conduzca hacia el Cielo que ya comenzamos a vivir en esta vida al elegir resplandecer creciendo juntos en más y más comunión.
Todos, allí donde estemos, somos llamados a hacer posible que nuestra Iglesia y nuestra Patria resplandezcan en más y más nueva vida que resplandece en comunión, de tal forma que al consumar Su alianza de la caridad y al consagrarnos a vivir la caridad también hacemos vida la justicia social que Él nos llama a vivir como ciudadanos luz y como cristianos luz.
Entonces, la pregunta aquí es: ¿cómo vamos a irradiar hoy, con ayuda de la gracia, más y más crecimiento en comunión… cómo vamos a hacer resplandecer en este hoy, en este aquí y en este ahora más y más nueva vida que crece en comunión, resplandeciendo junto como la Patria viva que somos llamados a ser, haciendo vida así una auténtica justicia social, una justicia social luminosa?
Gran pregunta para hacernos hoy.
Una última reflexión contemplativa antes de concluir…
Vivir la justicia social no se limita a “justicia legal”. Como dije antes, es algo mucho más abarcador, es una justicia integractiva que parte del reconocimiento incondicional de todos como personas, llamadas a crecer en todas las dimensiones de su formación personal hasta convertirse en la mejor persona que puedan ser, en el hermano digno, feliz, pleno, santo, libre, igual… que son llamados a ser. Esta “justicia fraterna” es la forma más elemental de toda justicia social… que, como dije antes, también ha de contemplarse cono “justicia del Cielo”: la justicia que viene de Dios Amor para hacer posible que todos resplandezcan como los hermanos que son llamados a ser. Allí donde hay violaciones de derechos humanos, también habrá personas llamadas a irradiar la justicia que viene del Cielo. Martin Luther King es un claro ejemplo de ello.
También hemos de preguntarnos como somos llamados en este aquí y en este ahora a hacer visible la justicia del Cielo, como hacemos vida Su consagración de tal forma que hacemos visible rn este aquí y en este ahora Su fraternidad sacramental, que reconoce la llamada de todos a poder convertirse en el sacramento del Amor de Dios que somos llamados a ser. También hemos de preguntarnos: ¿cómo soy llamado en este aquí y en este ahora a hacer posible una sociedad luz en el que todo aquel que acoga Su llamada pueda convertirse en el sacramento vivo del Amor de Dios que es llamado a ser, en el ícono vivo de Jesús Caridad que es llamado a ser? Esto, si se contempla con la mirada de Jesús Caridad, significa muchas cosas. Significa, por ejemplo, que hemos de perdonar siempre, haciendo incondigionalmente visible el Amor de Dios que no busca la muerte de ningún pecador, sino Su conversión. Esta “justicia del Cielo” también significa que no hemos de negar a absolutamente nadie la luz de Amor de Dios que nos corresponde irradiar, hemos de irradiarla incondicionalmente, de la misma forma que Él nos irradia con el haz encendido de Su Eucaristía que nos enciende el corazón en más y más comunión, de tal forma que verdaderamente nos convertimos en faros vivos de Su Eucaristía viva, encarnando Su cuerpo y Su sangre en la medida en que consumamos más y más Su alianza, en la medida en que nos dejamos convertir en la iglesia doméstica y en la patria doméstica que somos llamados a ser, familia-sacramento que encarna Su comunión de tal forma que Su justicia, la justicia del Cielo, se hace carne en nuestra entrega sacramental, entrega que hace posible que todos crezcan como hermanos al dejarnos convertir en los pastores domésticos que somos llamados a ser, viviendo una justicia social y una justicia fraterna que también es “justicia sacramental”, justicia que encarna Su Eucaristía, Su alianza esponsal con Su pueblo luz, con Su Iglesia viva a la que sigue acompañando hasta el final de los tiempos… A más grande sea la injusticia, más grande será la manifestación de la justicia del Cielo… si estamos dispuestos a acogerla y a irradiarla incondicionalmente, si estamos dispuestos a dejar que Él obre en nosotros y nos convierta en la familia luz que somos llamados a ser, en el ícono viviente del Amor de Dios vivo y encarnado que somos llamados a ser, obrando en unidad de manos y de corazón, de ser y de acto, de palabra y de obrar a Su obrar. Defintitivamente hay injusticias sociales para las cuales incluso erradicándolas no habrá reparación posible al daño social ya hecho —un ejemplo claro de esto lo es la pérdida de vidas en el Holocausto—, pero si recibimos la justicia del Cielo, el Amor es capaz de trasformar incluso la más aberrante y abyecta de las violaciones de derechos humanos en irradiación de nueva vida que resplandece en el Amor para absolutamente todos… Entonces, ante toda violación de derechos humanos, especialmente ante las más graves, no solo hemos de aplicar una justicia solamente social, sino también una justicia que es también justicia del Cielo, preguntándonos como somos llamados a irradiar la luz del Amor de Dios en esa circunstancia de tal forma de que al hacer visible ese Amor podamos reconstruir lo derruído consumando Su comunión en este aquí y en este ahora, venciendo el odio con sobreabundancia del Amor de Dios que no dejará de derramarse en quienes estén dispuestos a abrirse a Él… a la usanza de un nuevo amanecer, de un despertar social a la nueva vida que da el Amor incondicionalmente, un despertar al nuevo albor de Su Mirada que lo colma todo de alegría, paz, bendición, prosperidad, esperanza, plenitud, de destellos color crear hogar que hacen posible que crezcamos como parte de la familia humana y sacramental que somos llamados a ser, como la familia luz que somos llamados a ser haciendo vida Su entrega eucarísitica… abriendo nuevos caminos de crecimiento en comunión allí donde parecía que absolutamente nada podía crecer.
Preguntémonos también, pues: ¿cómo somos llamados a hacer vida la justicia del Cielo como justicia social en este hoy y en este ahora? ¿Cómo somos llamados a hacer vida la justicia del Cielo de tal forma que honremos la dignidad de todos al hacer vida juntos Su plan, Su proyecto, Su revolución, haciendo posible que todos crezcan como los hermanos que somos llamados a ser al hacer juntos más y más familia humana, eclesial y civil según Su plan, siguiendo el ejemplo de Nuestra Señora del Nuevo Albor y de San José del Nuevo Albor a la hora de emprender juntos la pastoral familiar y social que somos llamados a emprender, la pastoral de luz que somos llamados a irradiar de la mano a la Sagrada Familia del Nuevo Albor, pastoral familiar que encarna más y más Su Eucaristía al irradiar más y más Su luz hasta encender al mundo entero en Su comunión, en la nueva vida que da el Amor, convirtiéndonos en la familia luz que somos llamados a ser, en la sociedad luz que somos llamados a ser, en la Patria luz que somos llamados a ser, en la Iglesia luz que somos llamados a ser, en la humanidad que somos llamados a ser… plasmando juntos Su proyecto de evangelización familiar, Su nueva humanización, Su nueva eclesialización, Su nueva fraternización, Su nueva evangelización, Su nueva familiarización, dejándonos arropar más y más por su manto de estrellas más y más encendidas, por su dulzura infinita por todos sus hijos, a los que desea salvaguardar de todo lo que les impida resplandecer como la familia luz que todos somos llamados a ser?
¡Feliz día de los derechos humanos a todos, hermanos, y feliz tercer domingo de Adviento!
Sigamos eligiendo irradiar más y más crecimiento en comunión.
Jesús Caridad, te adoramos con todo el crecimiento.
Aquí pueden ver la primera versión de las presentaciones, las que preparé el 8 de diciembre:
Aquí pueden ver la versión revisada de las presentaciones, las que preparé para hoy:
PD: Aunque este blog post es del viernes 10 de diciembre, añadí algunos apuntes contemplativos de lo contemplato al soñar el tercer domingo de adviento (domingo 12 de diciembre de 2021).