Mientras escribo estas líneas, mis estudiantes están viendo la película Fátima, cuyo mensaje sigue siendo tan actual como lo fue en el monento en que la Virgen se apareció en Portugal.
Escribiré esta carta pública muy en especial para mis estudiantes, pero aplica a todos los hermanos puertorriqueños y estadounidenses.
Hemos de dar gracias, profundas gracias, por como se nos concede irradiar luz en toda circunstancia. Si, hermanos todos, hermanos estudiantes, todos podemos elegir irradiar luz en toda circunstancia, también ante violaciones de derechos humanos y pretensión de imponer ideologías y provocar violencia…
No podemos amilanarnos ante quienes insistan en provocar oscuridad. Hemos de elegir todos juntos como hermanos irradiar la luz que somos llamados a irradiar para plasmar Patria Luz, Iglesia Luz, humanidad luz… Pueblo paz.
Eso es lo que nos pide nuestra Señora de Fátima: rezar para hacer posible la paz…
Tenemos que tener algo bien en claro: si queremos paz, verdadera paz, hermanos, no podemos depender en nuestras propias fuerzas, especialmente tras graves violaciones de derechos humanos… tenemos que confiar en Dios Amor, en Jesús Caridad que nos muestra el camino de paz que brota de Su Corazón: reconocernos a todos como hermanos, reconocer incondicionalmente la dignidad de absolutamente todos…
Realmente este es el fin de las dos guerras mundiales que han devastado a la humanidad, hermanos, de tal forma que logremos la verdadera paz. No basta con llegar a acuerdos que eviten una acción bélica: la verdadera paz, la que somos llamados a hacer posible como humanidad viva, como Patria viva, como Iglesia viva… es hacer posible que todos resplandezcan como hermanos, que se reconozca incondicionalmente la dignidad de todos, desde la concepción hasta la muerte natural.
Esta es la lección viva que hemos de aprender como humanidad de Jesúd Caridad para hacer posible la paz: no podemos tomar el lugar de Dios Amor, decidiendo nosotros quién es más humano que quién, quien es ser humano y quien no, quién es hermano y quien no, a quien aplicar ciertos derechos humanos y a quien no, a quiénes hemos de reconocer su dignidad y a quienes no… es una profunda soberbia emprender ese camino, que es un camino que conduce a la deshumanización, a la destrucción.
Si queremos la paz hemos de reconocernos como hermanos incondicionalmente, hemos de reconocer la dignidad de todos incondicionalmente, hemos de ayudar a crecer a todos como la luz que somos llamados a ser, caminando unidos como la familia humana que somos llamados a ser.
Si queremos reconocer a todos como hermanos, tenemos que profundizar un modelo de formación personal que haga posible reconocer la dignidad de todos. De la misma forma que hemos progresado en el campo de las ciencias, la medicina, la ingeniería… hemos de avanzar en el campo de las ciencias integractivas, haciendo posible un progreso auténticamente humano al profundizar un modelo de formación personal que haga posible que todos crezcan en comunión, conforme a la imagen y semejanza de Dios Amor ha querido para nosotros.
No podemos reconcernos como hermanos si no crecemos juntos en comunión, si no caminamos juntos como la familia humana que somos llamados a ser, dejando atrás todo vestigio de guerra, todo vestigio de ideologías que destruyen la formación personal humana al hacer depender la identidad humana de conveniencias ideológicas.
La segunda guerra mundial no se acabó con la victoria sobre Hitler. Se acabará con la victoria ante toda ideología, ante toda deshumanización ideológica, absolutamente toda. No me refiero solo a la ideología de género. También la ideología de izquierda hace gravísimo daño imponiendo violencia. También la ideología de derecha hace daño despreciando a los inmigrantes. También el feminismo ideológico hace daño instrumentalizando la mujer. También podemos decir lo propio del comunismo y del socialismo…
En el momento en que se nieguan ciertos derechos humanos a algunos y eso se tolera en la sociedad, estamos perpetuando la segunda guerra mundial… Quiero decir: hasta que no hagamos posible una humanidad donde busquemos juntos honrar todos los derechos humanos de todos, no habrá paz. Hasta que no haganos posible una sociedad donde todos nos ayudemos a crecer como hermanos, no habrá paz.
¿Acaso tolerar el aborto de algunos niños no nacidos es tolerar violaciones de derechos humanos en medio de nuestra sociedad, negándole a ciertos niños el derecho humano a la vida? Por eso la negación selectiva de derechos humanos —al estilo de la selección macabra de Auschwitz— se llama “aborto social”: se está abortando a la sociedad misma al negar los derechos humanos que somos llamados a vivir para resplandecer juntos como hermanos, más y más consagrados a vivir la caridad, a hacer posible una humanidad viva, una Patria viva, una Iglesia viva… donde todos puedan resplandecer como hermanos iguales, dignos, felices, plenos, libres, santos, amados, elegidos, consagrados, llamados a irradiar una luz que nadie más irradiará…
La victoria que nos corresponde hacer vida como humanidad para hacer posible la paz no es meramente la victoria ante un Hitler: es la victoria ante toda deshumanización, ante toda ideología que deforme la formación personal humana —llamada a crecer resplandeciendo en comunión— y que destruya nuestra sociedad… La victoria que nos corresponde hacer vida como humanidad es la victoria de la luz: resplandecer juntos como la humanidad luz que somos llamados a ser erradicando todo tipo de desfraternización, de descomunión, de violación de derechos humanos… y eso solo podemos hacerlo juntos, irradiando cada cual la luz que es llamado a irradiar para resplandecer juntos como familia humana fraterna.
Hermanos, si queremos hacer posible la paz nos tenemos que preguntar cada cual: ¿qué luz soy llamado a irradiar para hacer posible un Puerto Rico, un Estados Unidos, una humanidad, una Iglesia… donde todos resplandezcamos como hermanos? Por supuestos, nuestros gobiernos y políticos tienen que comprometerse con hacer posible una sociedad donde todos puedan resplandecer como la luz que cada cual es llamado a ser… pero la elección de irradiar luz es en última instancia de cada cual. Todos como seres humanos tenemos una llamada a hacer posible una sociedad humanizante y fraterna, donde todos podamos crecer como hermanos. Esto es un compromiso de luz que compete a todo: consagrarnos a servir al bien común haciendo posible que TODOS puedan crecer como hermanos.
Si quieren saber a donde conduce el camino de la dehumanización, pueden ver lo que ha sucedido a mi alrededor a lo largo de estos años: uso de la medicina para dehumanizar, uso de las leyes y de los jueces para dehumanizar, uso de la misma vida doméstica y social para dehumanizar… transformándolo absolutamente todo —hasta la formación personal misma— como instrumento para imponer odio e ideologías.
Me detendré en este momento —mis estudiantes siguen viendo Fátima mientras escribo estas líneas— en lo que ha sucedido en esta escuela.
Lo que sucede en esta esta escuela es un claro ejemplo del daño más grave que suponen las ideologías: el aborto social de niños, instrumentalizando su educación como indoctrinación ideológica, violando el derecho humano de todo niño a recibir una educación centrada en su crecimiento más pleno posible… al usar la educación escolar para indoctrinar ideológicanente y para usar a niños como objetos ideológicos, enseñándoles que se ha de actuar de acuerdo a lo que convenga a la ideología y no de acuerdo al bien común y al crecimiento personal más pleno posible.
He aquí un claro ejemplo del grave daño que hacen las ideologías: con tal de imponerse son capaces de destruirlo todo a su paso, incluyendo a niños si es necesario, tal cual pasa con un aborto… solo que ahora se está haciendo con niños ya nacido, e incluso adolescentes. Cuando se funciona ideológicamente, en lugar de vivir fraternalmente, o se hacen las cosas de acuerdo a la ideología o sencillamente se destruye todo lo que no responda a la ideología… y este daño es mucho más grave que el que cualquier arma bélica pueda causar. Si por imponer una ideología hay que destruir personas, también se hace. Miren lo que se está haciendo con niños y adolescentes a mi alrededor, como se les está enseñando a actuar como terroristas domésticos y como soldados de guerra… sin ningún tipo de reparo ante leyes civiles, ante el mandato del Amor cristiano y ante el llamada fundamental de toda sociedad donde se honran incondicionalmente todos los derechos humanos de todos: crecer juntos como hermanos.
Ahora me expresaré muy en concretamente a mis estudiantes. Pueden considerar esto mi carta de despedida, porque me queda muy poco tiempo como su maestra. Mi llamada aquí ya ha sido cumplida.
Estimados estudiantes… Créanme, no es Dios Amor quien ha querido que esto que ha pasado en esta escuela y en esta orden religiosa pasara. Ante todo abuso infantil, ante toda violación de derechos humanos, ante todo crímen de odio, ante toda violencia fratricida… un cristiano es llamado a irradiar luz y a informar a las autoridades pertinentes, de tal forma que se garantice la integridad de las víctimas y el cese de todo atentado contra la comunión, la paz y la dignidad de seres humanos.
Lo que ha pasado en esta escuelas, y en las otras tres en las que trabajado o colaborado profesionalmente, nunca debió ser permitido… pero pasó, y ahora es Jesús Caridad quien ha puesto un nuevo camino ante ustedes para que puedan transformar esta oscuridad en irradiación de luz, de nueva vida que resplandece en comunión.
Estimados estudiantes: ustedes no son responsables de lo que ha pasado aquí. Han sido manipulados, explotados y abusados. No son responsables de lo que ha sucedio… pero si que son responsables de elegir cómo proseguirán adelante tras lo que ha sucedido.
Dios Amor no les llama a vivir como víctimas. Dios Amor no les llama a quedarse impávidos ante lo que ha sucedido, permaneciendo perdidos y sin rumbo, o permitiendo que la manipulación a la que han sido sometidos prosiga corroyendo su dignidad. Dios Amor no les llama a permanecer en la oscuridad, ni a seguir permitiendo que sigan siendo explotados y abusados, incluso si fueran sus propios padres los que lo hicieran.
Ante lo que han sucedido, Jesús Caridad les planta un nuevo camino: transformar esta experiencia en luz, aceptando toda la ayuda que se les provea por las autoridades competentes para convertirse en los ciudadanos de bien que son llamados a ser, colaborando a la construcción de un mundo mejor, de una sociedad paz.
Everyone in this classroom can change the world. Yes, you too can change the world.
Acepten toda la ayuda que se les brinden y hagan posible con su testimonio la construcción de un Puerto Rico mejor para todos. Elijan convertirse en la mejor persona que puedan ser, siendo testimonio viviente de como el mal no tiene la última palabra, de como el Amor siempre tiene la última palabra, de como la esperanza siempre encuentra como seguir resplandeciendo.
Elijan convertirse en ciudadanos de bien que dan testimonio del camino que la humanidad NO debe seguir, siendo ejemplos vivos de comunión, de misericordia, de paz…
Confieso que estoy llorando en la oscuridad mientras escribo estas palabras. ¡Tienen tanta vida por delante, tanto que crecer, tantos sueños que realizar, tanto que descubrir, tanto que aportar a nuestra sociedad! No permitan que nadie les diga lo contrario. No permitan que nadie les fuerce a vivir una vida mediocre. No permitan que absolutamente nadie les imponga este trauma como algo que irremediablemente “desgraciará sus vidas”. No, no debió haber pasado, y créanme, hasta Jesús Caridad llora ante cada niño abusado en Su nombre —no lo olviden: loa maestros y personal de una escuela católica son ministros, llamados a actuar en nombre de Dios Amor—… pero ante cada abuso, ante cada violación de derechos humanos… podemos y debemos elegir irradiar luz…
Realmente depende de ustedes elegir, con las herramientas adecuadas, como convertir esta experiencia de abuso y de terrorismo en irradiación de luz… y créanme, Dios Amor será el primero que les dará todo cuanto necesiten para que puedan emprender este camino de nueva vida, dejando atrás todo cuanto les impida resplandecer como los hermanos que son llamados a ser, como la mejor persona que puedan ser…
Amados estudiantes, sí, una nueva vida es posible tras esto que ha pasado… y es precisamente acogiendo la llamada de Jesús Caridad a la paz, a dejarse transformar en ciudadanos de bien, en la luz que son llamados a ser… que también irradiarán al mundo la luz que es necesario irradiar para dar testimonio vivo de Su Amor.
Hace un rato entré a mi salón hogar y los estudiantes, parafraseando una oración revelada en Fátima, escribió en la pizarra: “Te pido perdón porque no te amo…”
Amados estudiantes, elegir no amar a Dios, elegir resistirse e incluso oponerse al Amor de Dios es un camino de gran sufrimiento. Créanme, no hay sufrimiento más grande que negar el Amor de Dios, que elegir no dejarse amar por Él, que elegir no participar en Su comunión. Sé que eso es lo que se les está enseñando a hacer por personas sin escrúpulos que afirman tener fe cuando realmente funcionan como una secta herética… pero ese no es el camino que se debe enseñar en una escuela católica.
¿Saben, estudiantes? Supongo que les he dicho esto en algún momento, pero vuelvo a repetirlo: el infierno es precisamente negar el Amor de Dios, decir no a Su misericordia y a Su gracia, elegir vivir en el no-Amor. No hace falta fallecer para ir al infierno: pueden elegir comenzar a sufrirlo en esta vida… precisamente negándose a la experiencia del Amor. Esto es, dicho en otras palabras, intento de asesinato espiritual, negarles el que aprendan a ser el espíritu vivo y la Patria viva que son llamados a ser.
Es criminal, perverso, inmoral e inhumano lo que se está haciendo aquí: se les está enseñando a negar el Amor, se les está enseñando a elegir el infierno, a conformarse con una vida hipócrita y mediocre, carente de sentido. Esto ya no es solo aborto social, es literalmente aborto espiritual: abortar sus almas al enseñarles a negarse al Amor de Dios que les llama a dejarse amar, perdonar y restaurar por Él, por Su misericordia.
Jesús Caridad les dice, amados estudiantes, que no son llamados a sufrir el infierno en la tierra. Son llamados a vivir una vida feliz, plena, santa, auténtica, humana y divinamente. Son llamadoa a seguir adelante como jóvenes de paz, como jóvenes de bien, como puertorriqueños luz, libres de todo lo que se oponga a su sano crecimiento.
Ustedes también, estimados estudiantes, son llamados a hacer vida la victoria de la luz venciendo todo este mal eligiendo ustedes mismos el bien, la paz, la comunión… y pueden hacerlo, amados estudiantes. Pueden hacerlo, dando testimonio de como el Amor es capaz de vencer todo mal y toda corrupción y toda muerte, tal cual sucede en la resurrección. Pueden hacer vida Su victoria de luz, la victoria del Amor… eligiendo el Amor, eliguendo la luz, eligiendo convertirse en la luz que son llamados a ser para crear juntos el Puerto Rico Luz y el Estados Unidos Luz que somos llamados a ser…
Este trauma puede y debe convertirse en luz. Créanme, si así lo eligen, será una luz brillantísima…
Pero todos sabemos como funciona el Amor de Dios. El Amor de Dios no va a forzarles a amarle, porque es libre. Ni yo tampoco como maestra puedo forzarles a elegir decir Sí al Amor de Dios. Les he dado en la medida que me ha sido posible espacios de reflexión, espacios de oración y diálogo con Dios Amor, espacioa de comunión y de contemplación… pero yo no puedo elegir orar por ustedes, dialogar con Dios Amor por ustedes, participar en Su comunión por ustedes, contemplar por ustedes…
Supongo que habrán notado que no les quito puntos en sus evaluaciones por elegir no seguir las enseñanzas de la Iglesia o por elegir no reflexionar o no orar, o incluso por expresar opiniones deliberadamente contrarias al Magisterio. Lo siento, no puedo hacerlo. Ni siquiera les voy a quitar puntos por no haber hecho el proyecto solidario como debían. El Amor de Dios no puede forzarse. La solidaridad no puede forzarse. En una clase de religión no se trata de meramente seguir instrucciones, sino de hacer posible, si así lo eligen, que se abran a la gracia que les restaurará de todo pecado, sea el que sea. Si, estimados estudiantes, nunca lo olviden: no hay pecado que Dios Amor no pueda perdonar… excepto el pecado contra el Espíritu Santo, el pecado de… precisanente negar Su Amor, Su misericordia… lo que es, escencialmente, no solo elegir condenarse eternamente, sino también elegir deshumanizarse a ustedes mismos.
No son responsables de lo que ha sucedido en esta escuela, que debería llamarse “centro de control y manipulación psico-social”, porque de escuela no tiene absolutanente nada, aquí no hay educación, hay indoctrinación… Créanme, Dios Amor no les está condenando ni juzgando ni señalando… sencillamente les dice “vengan a Mí”…
No, no son responsables de lo que ha pasado aquí, pero vuelvo a repetirlo: sí que está en sus manos elegir qué harán de aquí en adelante, como transformarán este trauma y esta experiencia de odio en irradiación de luz, de nueva vida que el Amor, eligiendo convertirse en la luz que son llamados a ser, en los ciudadanos de bien que son llamados a ser. Dios Amor desea que sigan adelante con ka ayuda de Su Amor. Jesús Caridad desea que le conozcan como comunión viva, como Dios Amor vivo y encarnado, que quiere estar presente en sus vidas… si se lo permiten, si no le niegan el paso a sus corazones.
Estimados estudiantes, pueden escapar de mi clase sin consecuencias, como acaba de hacer la clase graduanda para no ver la película Fátima… pero no pueden negarse al Amor de Dios sin consecuencias. No pueden elegir el camino de la deshumanización y no sufrir consecuencias. Sufrirán. Se engañarán a sí mismos.
En esta escuela pueden controlar las cosas de tal forma que el delusion ideológico y las violaciones de derechos humanos se impongan… pero la vida real no funciona así. No se puede pretender controlar la realidad y la sociedad para imponer mentira y odio. Eso es querer literalmente querer tomar el lugar de Dios Amor. Es pretender rebelarse a la mismísima autoridad de Dios Amor, ante la cual todos hemos de responder.
¿Ven el factor común con lo que hablaba al principio al hablar de dehumanización, el pretender elegir quién es más humano que quién, quien tiene dignidad y quien no?
Si no lo ven, se los aclaro: el factor común es la rebelión a la voluntad de Dios. Una y otra vez queda claro que rebelarnos a Su voluntad es un camino que solo lleva a la destrucción y a la muerte.
Somos llamados —ustedes también— a seguir el camino de la alegría, el camino de la entrega, el camino de la libertad que elige amar y entregarse amando plenamente realizando un propósito que nos trasciende, haciendo vida la comunión de Dios Amor de tal forma que resplandecemos como estrellas del Cielo que no son estrellas fugaces que resplandecen por un momento, ni tampoco son meras estrellas de Hollywood… sino estrellas que resplandecen para toda la eternidad, cambiando la historia de la humanidad como lo hizo Jesús Caridad: amando y entregándose por Amor a toda la humanidad.
No, no son responsables de lo que ha sucedido hasta este momento, pero sí son responsables de lo que suceda de aquí en adelante, son responsabless de elegir tras todas estas gravísimas violaciones de derechos humanos el camino del Amor, de la fraternidad, de la luz, de la misericordia, de la paz… de la verdad, convirtiéndose en misioneros y predicadores que siembran semillas de bien, semillas de crecimiento en comunión, semillas de paz.
Créanme, Jesús Caridad no puede obligarlos a nada —ni siquiera me obligó a mí misma a darle a luz— pero cuando les pide lo que les pide, cuando les pide que elijan acoger toda la ayuda que se les brinde para que puedan seguir adelante y convertirse en la luz que son llamados a ser, en los hermanos con dignidad que son llamados a ser, en los ciudadanos de bien que son llamados a ser… los pide porque les ama, porque quiere su bien, porque quiere su plenitud y su alegría.
Your choice, beloved students, beloved children of God…
Sea lo que sea que elijan, créanme, Jesús Caridas no dejará de llamarles a Su Amor hasta el último instante…
Yo solo soy un ave de paso en sus vidas, una mariposa de paso en sus vidas… Mi función como mensajera realmente ya ha sido cumplida. Ni les guardo rencor —ni a los adultos que han sido los responsables de todo esto, ni mucho menos a ustedes— ni les deseo mal. Les deseo toda la felicidad que sean capaces de vivir, en esta vida y en la eterna… sobre todo, deseo que reciban toda la ayuda necesaria para que puedan elegir hacer vida la victoria de la luz, la victoria del Amor.
Realmente esto que le acabo de escribir a mis estudiantes aplica en cierta forma a absolutamente todos, hermanos puertorriqueños y estadounidenses. Todos somos llamados a hacer posible la paz, comenzando con la paz con nosotros mismos para luego proseguir con la paz en nuestras familias, comunidades y en toda la Patria… haciendo vida la victoria de la luz, eligiendo irradiar juntos la luz que somos llamados a irradiar para vencer todo odio, toda violencia, todo terrorismo, toda guerra fratricida, toda violación de derechos humanos… resplandeciendo juntos en más y en más comunión, como la Patria de hermanos que somos llamados a ser.
Ahora estoy en la clase de Historia de Puerto Rico. Hoy es el último dïa de cinco días para completar la pintura de un proyecto creativo titulado “Mi Orgullo Boricua”. Los estudiantes tienen que pintar una bandera de Puerto Rico plasmando palabras (a la usansa de un “word cloud”) encima de la bandera, palabras que expresen qué les enorgullece de ser puertorriqueños.
Tras cinco días de trabajo… me fijo en que una estudiante no ha pintado la estrella de la bandera. Ha pintado todo, menos la estrella… ¡y qué profundo es el sentido que Jesús Caridad da a las banderas de nuestras banderas, tanto en la bandera de Puerto Rico como en la bandera de Estados Unidos!
Es así como Jesús Caridad nos llama a hacer vida la victoria de la luz: resplandeciendo juntos como las estrellas de nueva fraternidad que somos llamados a ser, como las estrellas del Cielo que somos llamados a ser… Sí, todos somos llamados a poner el nombre de nuestra Patria BIEN en alto irradiando cada cual la luz que somos llamados a irradiar…
Hemanos puertorriqueños y estadounidenses, hermanos puertorriqueños, celebremos este 19 de noviembre, día de la puertorriqueñidad, haciendo vida juntos la victoria de la luz, eligiendo resplandecer como las estrellas del Cielo que somos llamados a ser para hacer posible una sociedad donde todos caminemos juntos en comunión, juntos como hermanos, juntos en paz, juntos en esperanza, juntos en nueva vida que resplandece en el Amor. Esto es un nuevo tiempo: el tiempo del Amor, el tiempo de alianza consumada, resplandeciendo como tierra luz, como tierra de libertad, como tierra de comunión, como Patroa consagrada a vivir la caridad, haciendo juntos el bien de tal forma que hagamos posible que todos resplandezcamos como ciudadanos iguales, libres de racismo, de ideologías y de todo tipo de odio… libre de todo lo que nos impida caminar como hermanos.
Nosotros también tenemos una elección que hacer, hermanos puertorriqueños y estadounidenses: podemos elegir responder odio con más odio, violencia con más violencia, crímenes con más crímenes… o podemos elegir hacer vida la victoria de la luz, venciendo todo mal con sobreabundancia de luz, venciendo toda deshumanización y toda destrucción con nueva adoración, nueva fraternidad y nueva historia… de tal forma que hagamos vida la paz que viene de Jesús Caridad para toda la humanidad, dejando todo tipo de guerra atrás, comenzando juntos un nuevo tiempo de fraternidad y de comunión, siendo juntos el templo vivo y doméstico del Espíritu Santo que somos llamados a ser, el santuario vivo del Divino Amor que somos llamados a ser… adorándole juntos con todo el crecimiento, haciendo posible que todos puedan crecer como la luz que somos llamados a ser, como los hermanos que somos llamados a ser, eligiendo juntos hacer familia humana, eclesial y civil según Su plan, eligiendo ser pueblo-familia del nuevo albor donde todos crecen en comunión, como hermanos, eligiendo pueblo-familia donde no hay excluídos ni hay espacio para el fratricidio y la deshumanización, siendo pueblo-familia que hace vida Su victoria de la luz eligiendo amar como Él ama, eligiendo entregar nuestra vida por la Patria y por la Iglesia al hacer posible que todos puedan crecer plenamente y felizmente, conforme a la dignidad que Dios Amor da absolutamente a todos.
Sí, hermanos todos, todos somos llamados a hacer vida la victoria de la luz… y realmente no hay mejor forma para celebrar el día de la puertorriqueñidad que resplandeciendo juntos como el pueblo luz que somos llamados a ser.
¡Así nos ayude Jesús Caridad!
Concluyo encomendándonos a Nuestra Señora de la Divina Providencia, a la que también celebramos hoy. Sigamos juntoa su ejemplo de consolación y de paz, construyendo juntos un nuevo Puerto Rico, un nuevo Estados Unidos, una nueva Patria, una Nueva Iglesia, provocando la paz como ella nos enseña a hacerlo: reflejando los frutos de la resurrección, de la nueva vida que da el Amor, provocando paz en las familias puertoriqueñas, en los jóvenes puertorriqueños, en la sociedad puertorriqueña… Sí, somos llamados a provocar paz siendo hijos fieles de la Iglesia, siendo Iglesia sinodal, que camina junta, uniendo dones y carismas de tal forma que hagamos presente a Dios Amor vivo y encarnado en medio del mundo, creciendo juntos en comunión al emprender juntos Su misión, manifestando juntos la presencia de la Trinidad en el corazón, viviendo juntos en comunión de afectos, pensamientos y sentimientos con la Trinidad, dejando que nuestras obras y palabras manifiesten la belleza de la comunión de la Trinidad… viviendo juntos una comunión encarnada desde el dar a luz a la Palabra, consagrados al vivir en constante contemplación, dejándonos inhabitar por la Trinidad, viendo y actuando como ella, viviendo en una oración tal que cuando hablamos, hablanos a Cristo, cuando obramos, obramos a Cristo, y cuando actuamos, actuamos a Cristo, siendo cristianos orantes, contemplando conectados más y más a la Trinidad, haciendo vida la alegría de ser testigos y lámparas de la paz que se nos concede para compartir, acogiendo Su llamada a la conversión, viviendo con óptica de nueva vida que resplandece en comunión, viviendo para Dios Amor eternamente, manteniéndonos firme en unidad a los apóstoles, creando sociedad comunión, saludable y sólida, creando estabilidad social, con ayuda de la gracia de Dios Amor, de tal forma que resplandezcamos como una nueva Patria que hace más y más vida la victoria de la luz al plasmar una identidad cultural que se fundamenta en Tu Amor, en Tu comunión, en Tu fraternidad, en como Tu mirada nos contempla a todos como llamados a la plenitud, a la alegría, a la santidad… a la nueva vida que resplandece en el Amor, encarnando juntos el santuario vivo del Divino Amor que nos llamas a ser al resplandecer juntos como nébula de libertad…
Nuestra Señora de la Divina Providencia, nosotros tus hijos te pedimos por la paz de nuestra Patria. Condúcenos a la comunión de la Trinidad, para que así hagamos vida juntos la paz que viene del Corazón de Jesús Caridad, la paz de resplandecer todos juntos como hermanos, plasmando todo nuestro crecimiento a imagen y semejanza de la comunión de la Trinidad, de tal forma que plasmemos juntos sociedad luz donde todos resplandezcamos como la luz que somos llamados a ser, como la familia humana, eclesial y civil que somos llamados a ser emprendiendo juntos esta obra viva de Amor, este plan, este proyecto de evangelización familiar, esta revolución de luz…
Jesús Caridad, te adoramos con todo el crecimiento…