Acojamos la Vida como Don

(Carta pública a todos los hermanos…)

Estimados hermanos todos:

¡Feliz día a todos!

Hoy voy a aprovechar el tiempo tormentoso para escribir un blog post. Sí, sé que hace tiempo no escribo uno.

Hablemos claro, hermanos todos: hermanos torturadores, hermanos que están a favor de los derechos humanos, hermanos de las autoridades civiles, hermanos de las autoridades eclesiáticas, familiares y vecinos que han colaborado con lo que ha sucedido, hermanos dueños de negocios e instituciones, viejos conocidos, hermanos pro-vida… cuando digo todo, es todos. Todos son hermanos.

Estoy profundamente agradecida por lo que están haciendo ciertos hermanos por ayudarme. Really, I am. Mensajes positivos, fotos y mensajes que hacen reír, indirectas graciosas, coincidencias espectaculares —no hay otra forma de decirlo…—, movidas dignas de Super Mans informáticos…

Sin embargo, hermanos, están sentando dos precedentes peligrosos, muy peligrosos.

El primero es el precedente de que la tortura por vivir la fe puede ser tolerada en ciertas circunstancias. Se sigue esperando, más y más, por actuar y hacer lo que corresponde hacer en todo estado de derecho: detener cualquier tipo de violación de derechos humanos en cuanto sucede.

Tal cual nuestro presidente habló ayer ante las Naciones Unidas, y tal cual lo afirma la Declaración Universal de Derechos Humanos, la libertad religiosa, la libertad de expresión y el derecho a la vida son derechos humanos.

Hagamos un poco —solo un poco— de memoria de todo cuanto ha sucedido para violar esos dos derechos humanos, pretendiendo impedir que viva mi fe, que exprese lo que pienso con libertad y eventualmente impedir sencillamente que viva como ser humano con derechos humanos.

Puedo decir muchas cosas, lo sabemos. Solo diré algunas, y con mucha misericordia y amor a la verdad:

—se ha jugado con la vida de niños para explotarlos en orden a coaccionarme y explotarme psicológicamente a mí.

—mataron a una de mis mascotas haciendolo pasar por atropello, cuandomfue envenenamiento.

—se me han provocado todo tipo de efectos secundarios en mi cuerpo, provocado ya sea por lo que ingiero, por lo que respiro o por medicación forzada. Algunos de esos efectos secundarios han sido: diarreas, tics, temblores (pequeños tremors), dolores de pecho/corazón, diversos tipos de dolores de cabeza, punzadas alrededor de mi cuerpo, mareos y náuseas, sensibilidad en los oídos, calambres, problemas de visión, dolores súbitos de costado, flatulencias súbitas, dislexia, dificultades para escribir a mano, ardor en los ojos o en la piel, abrasión en la garganta al tomar agua, ganas irresistibles de orinar, somnolencia súbita… Algunos de estos efectos secundarios también han afectado a mis perros.

—se me ha hospitalizado con ley 408 —forzada por un juez— 7 veces, ignorando totalmente en cada hospitalización las señales de tortura y abuso que habían o decía, e incluso usando las hospitalizaciones como instrumento de tortura y de coacción médica/psico-social. En esas hospitalizaciones había señales de que había personas hospitalizadas a mi alrededor fingiendo su dolencia o aprovechándose de ella, o usando su función profesional, para explotarme psicológicamente.

—se ha permitido la creación de todo un sistema de coacción a la libertad de expresión y movimiento con ruidos tales como toses y música de reguetón, y objetos como banderas, bastones y sillas de ruedas… permitiendo que se pretenda dar impresión de control social.

—se está permitiendo el seguimiento con GPS de todos mis movimientos, el seguimiento informático de todo lo que escribo/grabo y el seguimiento remoto de todo lo que hago en el lugar que resido… sin que jamás diera consentimiento de ser seguida de esta forma. Este es el seguimiento que hace posible la creación del sistema de tortura y explotación psicológica que mencioné en el punto anterior: en cuanto se sabe por donde estoy pasando o estoy comprando, las circunstancias se manipulan para dar impresión de control social.

—tener que ir cada domingo a una misa cuya homilía y culto es manipulado con propósitos de explotación psicológica, usando la mismísima misa como instrumento de ideolatría y tortura psicológica…

Puedo seguir mencionando… de momento basta.

La pregunta es, hermanos todos: ¿desde cuando se normalizó la tortura, la explotación y el tráfico humano de tantas personas —incluyendo NIÑOS— de esta forma? Esto mucho más allá de sencillamente violar el derecho humano a la libertad religiosa y la libertad de expresión: se está permitiendo jugar con vidas. No sé si todas estas personas actúen forzados o por querer imponer ideologías, pero está claro que un niño no puede ser utilizado con esos propósitos, ni ancianos o discapacitados que no pueden valerse por sí mismos.

Esto que voy a decir a continuación aplica especialmente a las autoridades civiles y eclesiásticas:

Esto que está pasando, hermanos, es sabido por todos. Esto no ha podido no puede suceder sin que haya sido conocido durante años por las diversas autoridades… y se sigue sin actuar. Se sigue jugando con vidas como si fueran objetos, un anuncio ideológic andante. Todo este sistema de “tortura legal” existe porque se ha permitido que lleguen a este punto. Y no es no. No lo digo solo por mí: lo digo por cada niño, por cada anciano, por cada discapacitado… por cada persona a la que se ha pretendido explotar como objeto, en lugar de ayudarle a crecer como lo que todos somos: seres humanos, hermanos con derechos humanos incondicionales que han de ser respetados y honrados incondicionalmente por todos.

Vuelvo a la misma pregunta: La pregunta es, hermanos todos: ¿desde cuando se normalizó la tortura, la explotación y el tráfico humano de tantas personas —incluyendo NIÑOS— de esta forma? ¿Desde cuando se tolera en una democracia que se violen derechos humanos de forma tan rampante y sonante por años? ¿Desde cuando se permite el aborto social de esta forma, el que hay ciudadanos que funcionen como sistemas de deshumanizació social, como sistemas de imposición ideológica?

Cuidado, hermanos en las autoridades civiles y eclesiásticas. Están sentando un precedente que no debe darse: el que en determinadas circunstancias tolerar violaciones de derechos humanos es válido… tal cual pasa en un aborto, cuando se selecciona como y a quiene aplicar el derecho humano de la vida.

Siendo tan consciente como lo soy de que lo que está pasando es conocido por toda las autoridades civiles —municipales, estatales, federales e incluso internales— y civiles —tanto de la provincia eclesiástica local como de personas de más alto nivel en la curia eclesiástica— aplicables, no entiendo porqué se está permitiendo lo que está pasando: deshumanización social rampante y pública, al extremo de jugar con vidas como si se tratara de objetos y de ostentar tortura de la misma forma que un niño ostenta dulces.

Definitivamente algo está fallando, estimados hermanos. No lo digo solompor mí. Hemos de reflexionar en cual es la sociedad que estamos ayudando a crear. No se trata de que la sociedad funcione como nosotros querramos, sino de que hay unos principios cohesivos que toda sociedad democrática ha de honrar si se quiere una sociedad plenamente humana: los derechos humanos. Ni siquiera hablo de los principios de ética social, que admito que dependen de la libertad de cada cual. Hablo de derechos humanos: principios que todos han de honrar incondicionalmente en toda sociedad democrática.

Al principio se pretendía controlar mi oración y mi comportamiento via coacción y alterando mi organismo. Luego se pasó a intentar controlar el ambiente. Ya se ha pasado sencillamente a pretender impedir que pueda vivir como ser humano, impidiéndome respirar con normalidad y haciendo ruidos de falsos gallos incluso en momentos tan ordinarios como cuando voy al baño y como.

A esto se le puede llamar suicidio social: ordenar la vida social a dar culto a la muerte, al no ser. No es a mí a la que están impidiendo ser, es a ustedes mismos, hermanos…

Pero esta pregunta va a las autoridades civiles y eclesiásticas correspondientes: ¿desde cuando se permite el aborto social, al extremo de llegar al suicidio social, a pretender convertir una cultura aue está llamada a ser cultura de luz en cultura que es culto a la muerte, al hacer desaparecer a personas, al no-ser, culto a la ideología que pretende deshumanizar con impunidad?

Estimados hermanos, insisto: no sé lo que les esté haciendo esperar para actuar, pero están sentando un precedente peligrosísimo. Es como decir que valía la pena esperar a acabar con el holocausto a que Hitler muriera por causas naturales, por ejemplo. Si se podía lograr detener el Holocausto sin matar a Hitler muy bien, el objetivo nunca ha de ser matar en sí mismo, pero dejarlo actuar con total impunidad tampoco es una opción.

En este caso, dejar que la deshumanización campee a sus anchas tampoc es opción, sea lo que sea que se esté esperando para actuar. Dejar que se explote a seres humanos no es opción.

Esto que voy a decir, estimados hermanos todos, va muy unido al segundo precedente al que aludía antes.

La vida de ningún ser humano, incluso la de aquellos que cometen errores, es un objeto, hermanos. Toda vida es don, toda vida es regalo, toda vida es gracia. Toda vida está llamada a ser un destello de luz. Nadie está llamado a transforar su vida —y la sociedad misma, eventualmente— en un espectáculo ideológico ordenado a dehumanizar y a imponer ideologías via coacción, explotación o tráfico humano. Toda vida vale, esto no es negociable, de la misma forma que permitir la dehumanización nunca ha de ser opción en una sociedad democrática.

No se debe permitir que el orden social gire en torno a intereses particulares ni mucho menos ideológicos. Es curioso, esto es aplicable, hermanos, en dos vertientes. Por supuesto, el orden social no ha de girar en torno a imponer ideologías, esto ya lo dije claramente. Ahora hablemos del segundo precedente peligroso, hermanos, que es el siguiente: algunos hermanos están haciendo girar el orden de comunicacioón social a lo que me conviene más. O sea, a mí, a esta servidora. Conste de que estoy hablando de muy buenas intenciones… pero también es un precedente peligroso.

En primer lugar, me están tentando a actuar por como soy vista, y por ahí no van los tiros. Un cristiano ha de actuar en orden a corresponder a Dios con más y más fidelidad… incluso si es visto y “seguido” a todas horas y en todo lugar. De la misma forma, una sociedad ha de ordenarse al bien común, cosa que yo suelo palabrizar como “consagración a vivir la caridad” —democracia de la caridad— y “ayudar a todos a crecer en comunión” haciendo posible que todos, absolutamente todos crezcan como hermanos y hermanas… también quienes me persiguen a causa de mi fe.

Cuidado, hermanos en las autoridades. Un estilo de comunicación social que da a entender ciertas cosas sin decirlas expresamente también falla en alguna parte, sea a conveniencia de una persona o a conveniencia de una ideología. Una autoridad, sea la que sea, ha de expresarse con claridad: esto está bien, esto está mal, esto depende del contexto. Se puede llegar al extremo de pretender jugar a Dios —mis hermanos torturadores evidentemente llegaron a ese extremo hace mucho tiempo atrás— dando a entender como real lo que no es, cuando el dueño de la verdad es Él. Una sociedad ha de ordenarse al ien común… según la verdad, no según lo conveniente. Y la verdad es que la vida es un regalo, no un objeto para jugar o para manipular como si fueramos Dios.

Yo no soy la verdad, hermanos. Él lo es. La vida no gira en torno a mí: es don Suyo para ser acogido incondicionalmente.

Cuidado, hermanos en las autoridades. Al permitir lo que se está permitiendo pueden, sin querer seguramente, jugar a ser Dios, dador de vida. Es Dios quien les ha dado la autoridad que ostentan, y se las ha dado para actuar en servicio de la vida que Él da, en servicio del bien común, en servicio de una sociedad justa donde todos los derechos humanos de todos son honrados. Lo que se está permitiendo —el jugar con vidas y la deshumanización que llega al extremo de aborto social y suicidio social— es un atentado contra la comunión, contra la caridad, contra la fraternidad, contra los derechos humanos… contra la democracia y el estado de derecho. Esto no debe ser permitido, pero ha sido permitido por años, y hasta hace unos minutos atrás —la última vez que escuché el ruido de un falso gallo hecho por un hermano vecino— sigue siendo permitido.

Lo siento. Están sentando un precedente peligroso, y esto aplica a todos, hermanos. Unos por jugar a ser Dios y los otros por permitirlo. Unos por dehumanizar sistemáticamete y otros por permitir semejante descalabro social rampante y “ostentado” públicamente.

A ambos extremos les digo: es hora del “basta ya”. La vida no es un objeto a manipular, no es un espectáculo de tortura, no es una exhibición de poder, no es una ostentación de influencias o de control social: es un regalo dado para servir, dado para amar, para hacer felices a los demás ayudándolos a crecer en comunión, tal cual están llamados a ser, hacer, crecer e irradiar en unidad…

A quienes tienen la autoridad de detener toda esta deshumanización rampante: es hora de actuar y de decir con claridad lo que se tiene que decir con claridad: los derechos humanos han de honrarse incondicionalmente. En el caso de las autoridades eclesiales, se ha de afirmar con claridad que Dios es Amor, no una ideología, y como Iglesia hemos de ordenarnos a vivir la caridad —a irradiar Su Amor como haz— haciendo vida Su consagración, acogiendo Su alianza, ayudando a crecer en comunión… De la misma forma que como sociedad no estamos llamados a ordenarnos a vivir ideologías, como Iglesia tampoco. Como Iglesia somos llamados a vivir el orden de la caridad. Como sociedad estamos llamados a hacer posible que todos crezcamos como hermanos, con iguales derechos humanos, cada cual convirtiéndose en la luz que está llamado a ser, en la mejor persona que pueda ser.

Ya ha sido suficiente, hermanos todos. Más que suficiente. La vida no es un juego ni un espectáculo. La vida es un regalo para amar, para servir, para ayudar a crecer a todos como los hermanos que son llamados a ser, declarando nueva fraternidad si es necesario.

La vida, hermanos, es un don, y como tal ha de ser honrado, incondicionalmente.

Basta ya de juegos y de tolerar deshumanización. Es hora de actuar, hermanos, de acoger la vida como el don que es. Ciero, no es perfecta, pero jamás deja de ser don. Para algunos, esto supone afrontar consecuencias de sus actos con prisión en orden a salvaguardar un orden social que honre todos los derechos humanos de todos, pero no por eso dejan de ser hermanos a los que somos llamados a ayudar a crecer en comunión. Toda vida es don, todos somos llamados a crecer…

Acojamos la vida como don…

Let’s grow together!

*Este blog post fue escrito en el lapso entre las 8:00 am a 9:30 am, tiempo que suelo dedicar a bañame y a ver Twitter. No lo releí ni revisé errores ortográficos, para que se vea como va mi procesamiento de ideas en estos momentos. Todo es para gloria de Dios, hermanos.

Le añadí lo de las consecuencias tras leer que hoy es día de la patrona del mundo penitenciario…

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