Carta Pastoral Doméstica Esto Fidelis (para la Parroquia San Judas Tadeo en Toa Alta, Puerto Rico)

“¡Ay de mí si no evangelizo!”

1 CO 9:16

Hoy se celebra el Día de la Raza, el Día del Descubrimiento de América y el Columbus Day a la vez… así que comparto este pequeño escrito, que realmente es un creative proposal para la parroquia en la que crecí.

Algún día se sabrá la verdad y lo verán.

Fue muy hermoso escribirlo. Deseo sinceramente que todos se conozcan amados como Jesús Caridad ama, y que todos se conozcan salvados como Jesús Caridad salva.

Sigo descubriendo sorpresivamente nuevos sentidos para entender Esto Fidelis: fórmula litúrgica, magnum exorcism of light, ahora es un creative proposal parroquial…

Solo me resta hacer un comentario respecto a esta carta. Cuando comento que si hay interés en que se use como nombre parroquial “Jesús Caridad”, ese nombre puede darse a capillas… eso tiene mucha más gracia de lo que parece.

A la Parroquia San Fernando Rey se le cambiaría el nombre a “Parroquia Cristo Amor”, que es otra forma de decir “Cristo Rey”. Primero hay que dejar a Cristo reinar en el corazón.

A la Parroquia San Judas Tadeo, que es la más joven de las parroquias —de todas las que salieron de San Fernando Rey— de la Arquidiócesis de San Juan, se le cambiaría sl nombre a “Parroquia de la Eucaristía Encarnada” porque no hay forma de dejar a Cristo reinar en tu corazón y no convertirte en encaristía encarnada que irradia el nuevo albor de Su Eucaristía encarnada… y es así como se le da a luz como Jesús Caridad, Rey de la Soberanía Personal que hace nuevas todas las cosas, todos los corazones y toda la historia…

Entonces, solo entonces, cuando acogemos la Eucaristía Encarnada y la dejamos encarnarse con más y más apertura incondicional en toda nuestra formación personal… Solo entonces se puede hablar de plasmar a Jesús Caridad. O sea: si se quiere usar el nombre de “Jesús Caridad”, pueden construir una casa de retiros familiar en la parroquia (en Puerto Rico ahora mismo no hay ninguna casa de retiros familiares, diseñadas y preparadas para acoger a toda la familia de retiro), integrada a una escuela de formación familiar diocesana que sea gestionada en la parroquia… o se lo pueden dar a una de las capillas actuales (Santa Teresa de Jesús o San Martín de Porres) que dependen de la parroquia.

Sea como sea: no hay ninguna renovación eclesial que no provenga del manantial de luz de Su Eucaristía encarnada… así que toda renovación eclesial es irradiada esencialmente de Su Cuerpo vivo, se Su Eucaristía encarnada…

Para quien lo desee, se puede añadir al final de este texto [donde dice “Posdata fraterna (para quién desee dar un paso más)] el hacer un retiro eucarístico que incluya la siguiente reflexión:  

Vivir la Caridad (Vivimos para esta luz)

Una auténtica renovación eclesial no cambia lo enseñado por Jesús, sino que renueva el entendimiento de Su enseñanza a la luz del Espíritu Santo, a la luz de la verdad del Espíritu Santo… Ninguna renovación eclesial, si es verdadera, puede pretender “cambiar el Evangelio”: la Palabra es vida y fundamento de comunión que siempre estará ahí, más y más profundamente entendido y hasta místicamente mejor vivido según el haz encendido del Espíritu que seguirá actuando en la Iglesia como Su cuerpo místico a la luz de los siglos… 

La Iglesia no cambia el Evangelio, sino que se deja cambiar por él bajo la luz del Espíritu Santo… y dejarnos cambiar como Iglesia siempre comenzará por encarnar la Eucaristía —que se encarna en lo cotidiano dando a luz a la Palabra— con más humildad y con más gracia de estado: allí donde estemos, somos luz y sal encarnando la Eucaristía, dejándonos transconsagrar por el Espíritu Santo en Eucaristía viva.

Donde Charlie dijo “vivimos para esa noche”, nosotros decimos: “vivimos para esa luz”. Donde se vive para hacer vida la liturgia de la luz de la Vigilia Pascual, también se vive para haver vida la liturgia doméstica, la liturgia de todos los días.  O sea: la luz pascual palpita en la Eucaristía que encarnamos todos los días. Quien conoce al primer beato puertorriqueño conoce la pasión que tenía para que la liturgia fuera entendida y vivida por los laicos. El Crescere y la liturgia doméstica es precisamente eso: vivir la luz Eucarística en el día a día… y eso en sí mismo —el dejar que la Eucaristía Encarnada plasme toda nuestra formación personal como ícono vivo de la Divina Caridad-entre-nosotros— es una renovación eclesial… como la renovación eclesial que se propone en esta carta pastoral, Esto Fidelis, a la Parroquia San Judas Tadeo de Toa Alta.

El Evangelio no necesita “actualización”, porque no envejece: es Palabra viva, “más cortante que espada de doble filo” (Hb 4,12). Lo que sí se “actualiza” (se hace acción en este presente, en más y más correspondencia al Ser) es nuestro entendimiento de la Palabra a la luz de Su Mirada en el Espíritu Santo, y es así que se emanan renovaciones eclesiales al encarnar más y más la Eucaristía dando más y más a luz a la Palabra. Cuando el Espíritu suscita renovación, no es para reescribir lo revelado, sino para reencender su comprensión, para que la Iglesia vuelva a oír con frescura lo que ya había oído: “El Espíritu Santo no enseña una doctrina nueva, sino que hace comprender en profundidad lo que Cristo ya ha dicho.” (San Juan Pablo II, Dominum et Vivificantem, n. 6)

Por eso, toda auténtica reforma es, en el fondo, una conversión al Evangelio, no una reinterpretación fuera de él. Y por supuesto, toda profunda y humilde conversión al Evangelio también va a sucitar una profunda y humilde conversión eucarística, una conversión a volver a vivir y encarnar la Eucaristía con más profundidad y apertura incondicional a la gracia y a la nueva vida, dejando que nuestro corazón palpite y se forme en más y más unidad a Su Corazón. Es el Corazón de Jesús Caridad el que se abaja, el que se da como pure-self-giftedness Omnicresciente, como Eucaristía Encarnada que no deja de abajar la Divina Caridad que sigue fluyendo más, más y más en la medida en que le abrimos más, mas y más el corazón… y es desde dentro del corazón que surgen estructuras nuevas para dejar fluir más y más esa comunión sacramental como comunión fraterna, como liturgia doméstica —como Crescere— que ayuda a crecer en más y màs comunión…

La Iglesia, beloved brothers and sisters, se reforma cuando el corazón de los fieles se reabre a lo que Jesús ya reveló, con nueva docilidad, con nueva gratitud, con nueva adoración, con nueva humildad, con nueva luz según el haz encendido del Espíritu Santo. El Espíritu Santo no contradice a Cristo; es Su memoria viva y encarnada. Jesús mismo lo prometió: 

“El Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho.”

— Juan 14,26

Ese “recordar” (anamnesis) no significa simple repetición, sino una comprensión más profunda, una interiorización más mística que se plasma en toda la formación personal, quedando “sellados” como signo vivo del Amor de Dios, como sacramento encarnado del Divino Amor, como obra viva de Amor. Es como una luz que atraviesa un cristal desde distintos ángulos: la Palabra es la misma, pero la Iglesia, con el paso de los siglos, aprende a ver nuevos matices del mismo resplandor, haciendo brotar nuevas semillas de luz que abren paso a nuevos entendimientos de lo ya revelado. La Palabra es semilla eterna: la Iglesia, su terreno viviente. La Iglesia no posee la Palabra: la sirve. Su renovación es como la de un campo que se vuelve fértil cuando deja entrar la lluvia de luz del Espíritu. No se cambia la semilla —que es Cristo mismo—; se renueva el suelo del corazón que la recibe. Y cada generación está llamada a dejarla germinar de nuevo, bajo la luz de su tiempo, pero sin alterar su ADN divino.

“No se trata de inventar un nuevo cristianismo, sino de volver a Cristo con todo el corazón, para descubrirlo como nuevo… pero siempre ha estado esperando a que lo descubriéramos con esta visión nueva, deseando ser amado somo solo tú puedes amarle y como solo tú puedes responder a Su llamado” Papa Francisco, Evangelii Gaudium, n. 11 (parafraseado)

La frase “dar a luz a la Palabra, más y mejor entendida según el haz encendido del Espíritu, que se seguirá actuando a la luz de los siglos” es preciosa porque expresa que la Revelación no cambia, pero su resplandor se expande, como sucede con el nuevo albor eucarístico. El Espíritu no crea otro Evangelio, sino que hace crecer el mismo Evangelio dentro de la historia, mientras más y más semillas de luz crecen entre los fieles cuyos siguen permaneciendo incondicionalmente abiertos a la luz, a la verdad, a la gracia, a la nueva vida que crece en comunión… a la nueva vida que viene del Espíritu que adapta su comprensión a nuevas culturas, lenguajes, y desafíos, sin perder su esencia.

Lo dice Dei Verbum (n. 8):

“La Iglesia progresa en la comprensión de las palabras reveladas, ya sea por la contemplación y estudio de los creyentes, o por la predicación de los sucesores de los apóstoles, o por la luz del Espíritu Santo que los guía a toda verdad.”

Así, la Tradición Eclesial viva no es museo ni repetición; es palpitar del Espíritu en la fidelidad a Jesús. La luz pascual PALPITA en la Eucaristía que se encarna en como nuestro corazón renueva Su alianza esponsal en este aquí y en este ahora, consumiendo la Eucaristía y encarnándola con apertura incondicional a los movimientos del Espíritu Santo…

Si ustedes quieren hacer con este texto lo mismo que hicimos nosotros en el sueño/envisioning de anoche pueden hacerlo: hicimos un “retiro eucarístico”. Este no es un retiro cualquiera. Un retiro eucarístico significa: el retiro se da en todo momento con la Eucaristía expuesta, no hay pausas en la exposición de la Eucaristía, aunque puede haber pausas para lectura espiritual, para adoración artística (recitar poesía compuesta para Él, praise dance o uso de adoration ribbons, crocheting an adoration ribbon while the Eucharist is exposed, for tying your family to HIM as you keep engaged to keep helping each other to grow together in communion incarnating His Eucharist, with the protection of St Mikhael and the intercesion of our whole family of Heaven and of the whole Holy Family of New Albor…). 

En estos Eucharistic Retreat puede haber también pausas para ágape fraterno con café y algunas meriendas que puedan compartirse con sencillez frente a Él (passion alliances, donuts, so on…), pero incluso eso está en unas mesas al fondo de donde está la Eucaristía expuesta en el beacon-fire-lamp en el altar: en un Eucharistic retreat no vas a un salón parroquial a merendar, estás en todo momento delante del Santísimo adorando, rezando, escucuchando una meditación (o leyéndola, como la que acabo de escribir) y dando a luz el Evangelio del día. El Eucharistic retreat concluye con la misa para después ser todos enviados a vivir la caridad en el almuerzo (esa es otra característica de los Eucharistic retreat: esa misa al final los envía particularmenta a dar testimonio de Su resurrección viviendo la caridad). Mus sueños han sido bastante awckard lately. Imagínense ver en el sueño un adoration retreat… en el Vaticano: sencillamente café y donuts, y un espacio para adorar al Santísimo como Eucharistic Retreat… en plena basílica (fui una vez a la vigilia pascual allí), donde siempre hay tanta gente que en lo menos que está enfocada es en la Eucaristía o en hablar con alguien que pueda ayudarle en su idioma a entenderla como relación viva, como comunión encarnada, NO como símbolo.

No sé si se entiende la diferencia: en un retiro ordinario —que son muy buenos también— la Eucaristía no está permanentemente expuesta. En un Eucharistic Retreat la Eucaristía está permanentemente expuesta, hasta la misa final del retreat, que necesariamente tiene que darse antes del “almuerzo” (o antes de la comida fuerte del día) porque no se puede dejar la Eucaristía expuesta para irse a comer todos fuera. Este Eucharistic Retreat profundiza sobre todo la comunión de corazón a Corazón de forma eucarística, consumando Su alianza esponsal con la Eucaristía.

En estos Eucharistic Retreats es especialmente muy importante abrir espacios de adoración personal a la Eucaristía, porque se trata de profundizar eucarísticamente la comunión de corazón a Corazón. Si es un niño pequeño el que está adorando, denle espacio para adorar a Jesús dibujándole dibujos o coloreándole libros de colorear. Si es una viuda que ha perdido a su esposo recientemente, denle su espacio para llorar y descansar en el Amado. Si es una mamá soltera, que traiga a sus hijos y entre todos se abrirá un espacio de adoración eucarística de corazón a Corazón para todos. Si uno de los bebés de esa mamá tiene que hacer nap, se le abre un corralito de bebé que ha de permanecer en la parroquia para vivir la caridad con nuestros hermanitos más pequeñitos (sí, toda parroquia debe tener un corralito para uso fraterno en misas) y se pone al bebé a hacer nap con toda la caridad fraterna del mundo, dejando que la mamá también adore a la Eucaristía mientras el bebé está seguro y creciendo feliz en el corralito. 

Vivir la caridad, comenzando con los más pequeños entre nosotros, siempre será la forma de adoración eucarística más espontánea y natural de un cristiano que está constantemente encarnando la Eucaristía renovando Su alianza esponsal con nosotros, Su Iglesia-Cuerpo Vivo, en el jamás dejará de fluir Su nueva vida que crece en más y más comunión… Cuando vives la caridad en la calle, en medio del mundo, estás adorando a la Eucaristía Encarnada que palpita y sigue creciendo dentro de ti… ¡y seguirá creciendo siempre: illum oportet crescere! Vivimos para esta luz. Vivimos para vivir la caridad en Él, por Él, con Él y para Él. Vivimos para adorarle con todo el crecimiento. Vivimos… ¡para dejar que Su Eucaristía Encarnada palpite y crezca más y más en nuestras vidas: illum oportet crescere!

De aquí es que sale el énfasis de hoy en “renovación eclesial”: de este Eucharistic Retreat que nadie supo que sucedió, pero es que si yo no lo digo, no tiene porqué verse… y si se dice, es porque Él quiere que haga esta ofrenda…

Para Él sea toda la gloria.

#EucharistMatters #GraceMatters

Humildemente reconozco que todo viene de Él y yo solo soy una servidora de Su Palabra…

Fue muy bello escribirlo y me tomó muy poco tiempo, sobre todo porque la reflexión de “esto fidelis” sí que ya había estado siendo desarrollado en días anteriores, aunque no con el sentido que se reveló en oración ahora…

Jesús Caridad, te adoramos con todo el crecimiento…